Solo nosotros y después el mundo

La velada ~Lucas~

                             ~Lucas~

~Hace seis años y once meses~

— ¡Lucas! No me sueltes... —Sonrío apretando más sus manos que están entrelazadas con las mías. Libero un momento su mano derecha para pasar la mía contraria por delante de sus ojos.

— ¿Ves algo, Li?

— ¿Qué voy a ver? La cinta esta que me has puesto me está agobiando... —Suelto otra carcajada cuando escucho maldecirla. Le voy indicando dónde tiene que pisar hasta que llegamos a unas escaleras que bajan directamente a la playa—. Ten cuidado ahora. Hay una bajada —cojo sus manos con más fuerza aún, pero ella no rechista al bajar los peldaños. Llega sin ninguna dificultad al camino que lleva a la playa, y por alguna razón creo que ya sabe dónde estamos. 

       No habla en ningún momento más. Solo aguarda a llegar al lugar a donde la estoy llevando. Cuando llegamos al destino respiro nervioso. Me paso una mano por el pelo y repaso con la mirada que todo esté bien y perfecto para cuando por fin le quite la venda. Veo cómo se mueve impaciente en el sitio y, sin querer, se me dibuja otra sonrisa en los labios cuando se aparta los mechones de pelo de la cara. Vuelvo a comprobar que todo lo que he preparado está en orden, y me quedo unos segundos más observándola. Estaba preciosa, y me es imposible evitar que mi corazón no se desboque. Hace una semana desde que Lili me pidió que le cantase algo con la guitarra y en estos días no he sido capaz de sacarme de la cabeza su risa, ni sus labios. Es como si toda ella se hubiera adentrado en alguna parte de mí, de la cuál no la consigo sacar.

       Me acerco hacia donde se encuentra colocándome detrás de ella. Silenciosamente respiro su aroma, ese tan peculiar en Lili. Recorro un dedo por su nuca y siento cómo se le eriza toda la piel, haciendo que mis sentidos se alteren por un momento. Acerco mis labios a su oreja y antes de hablar dejo que mutuamente escuchemos nuestras respiraciones. Pienso que podría quedarme así toda la noche, pero me obligo a callar mis deseos y coloco mis dedos en los extremos de la venda para desatarla.

— ¿Lista? —Dejo que resuene mi susurro ronco en su oreja, haciendo del momento algo íntimo. Lili tan solo hace un movimiento de cabeza dándome a entender que puedo quitársela. Despacio descuelgo la cinta y me la guardo en el bolsillo del pantalón trasero. Al ver que no dice nada doy unos cuantos pasos para quedarme en frente de ella—. ¿Te gusta? Sé que es una tontería, pero...

       Antes de poder decir nada más distingo cómo Li se lleva una mano a la boca al dirigir su mirada a todo lo que tenía montado. Tan solo hay una manta, pero con ella he traído un poco de comida japonesa y unas cuantas velas para darle un ambiente más íntimo. Para que la velada sea nuestra. También había traído un mini frigorífico portátil para llevar las bebidas, y de fondo se reproducían las canciones en mi móvil que, aunque no había escuchado en mi vida, sabía que a Lili le gustaban por que alguna vez me lo había comentado.

       Sigue sin decir absolutamente nada, y hasta me empiezo a preocupar por si se encuentra bien. Pero antes de que pudiera acercarme y asegurarme de que no le pasaba nada, un gritito proveniente de Lili me sobresalta.

— ¡Lucas! ¿En serio has hecho esto? —Todavía con el susto en el cuerpo por el inesperado grito, asiento con un leve movimiento de cabeza. Aunque me hubiera asustado, todavía seguía sintiendo los nervios recorrerme todo el cuerpo—. No me lo puedo creer —vuelvo a sonreír como un tonto cuando dirige sus ojos marrones hacia mí irradiando un brillo que era demasiado especial. Es que joder, todo en ella era muy especial.

—Solo quería que tuviésemos una noche diferente... —Lili no ha apartado en ningún momento los ojos de míos y a ella también se le ha dibujado una sonrisilla en los labios. No sé qué más decir y mi cabeza solo puede pensar en la persona que ahora mismo tengo delante. Me quedo un rato más observándola, como si el tiempo no existiera en esta playa. Como si fuéramos a ser para siempre.