La selectividad ~Lucas~

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                          ~Lucas~

~Hace cinco años y dos meses~

—No sé quién está más nervioso. Si tú o yo.

      Lili levanta la mirada del ordenador y relaja su ceño fruncido cuando me ve mordisqueándome el labio.

—Creo que tú —bromea. Devuelve la vista hacia la pantalla y cruza sus dos brazos soltando un suspiro—. Tan solo nos queda esperar. La página debe de estar fallando al haber tantos alumnos entrando en ella.

      Asiento, pensativo, e inconscientemente llevo mi mano derecha hacia su brazo para empezar a dibujar círculos con mis dedos en un intento de tranquilizarla. Pero el que está nervioso soy yo, aunque pueda parecer una tontería. Hoy salen las notas de la selectividad. Y esa nota es la que va a depender de si puede entrar en la carrera que ella quiere o no.  Por lo que estos minutos se me están haciendo eternos, aunque sea ella la que haya hecho ese examen y la que está a punto de saber su nota. Es gracioso pensar que, cuando me dieron mi nota el año pasado, tenía más gana de salir corriendo que de saberla. La diferencia es que yo no tenía ninguna intención de estudiar ninguna carrera porque a lo que yo quería dedicarme en mi vida era a la música, pero para Li esto es diferente. Es importante para ella, por lo que también es importante para mí.

      Siento como, con el paso de los minutos, el ambiente en casa de mis padres se convierte en uno más tenso. Habíamos preferido venir aquí para que Lili tuviera un poco más de intimidad, porque ella lo había preferido así, aunque después fuéramos a cenar con su familia. Yo suelto un suspiro más brusco cuando miro el reloj que hay colgado en la pared de mi habitación y comprendo que solo han pasado dos minutos desde la última vez que lo miré. Dirijo mis ojos hacia Lili y descubro que me está mirando. 

—Gracias —susurra—. Por acompañarme en esto.

      Yo tan solo me limito a negar con la cabeza. 

—No me tienes que dar las gracias por estar contigo aquí porque es donde quiero estar. —Lili dibuja una pequeña curvatura en sus labios y cuando mis ojos se dirigen hacia allí, mi cuerpo actúa por sí solo y se acerca hasta ella. La rodeo con mis dos brazos por la cintura y Li coloca sus manos en mi nuca, ejerciendo un poco de presión para que nuestras bocas se junten. Y es entonces, cuando por unos segundos, me olvido de todo. Porque es en sus labios donde consigo no pensar, tan solo sentir. Cuando todavía siento el cosquilleo de sus labios al separarse de los míos, Lili vuelve a dirigir su atención al portátil y su expresión cambia completamente.

—Ya han salido —logra anunciar con un hilo de voz, entre ilusionada y asustada. Al escuchar sus palabras me remuevo inquieto en mi cama y me paso una mano por el pelo.

— ¿Quieres un poco de espacio? —pregunto despacio, antes de que mire lo resultados.

      Lili rápidamente coge mi mano y niega repetidas veces con la cabeza.

—No, estoy bien. Vamos allá, ¿no?

      Acerco mis labios hasta su frente y la beso suavemente. Me separo de ella para afirmar lentamente con mis ojos y Lili no tarda en pulsar en algún punto de la pantalla que hace que cambie de página y aparezcan sus notificaciones. Los dos miramos el pequeño recuadro, buscando entre todas las letras de las calificaciones un número que nos dé por fin algún tipo de respuesta. Pero parece que es Li la que lo encuentra antes porque se tapa la boca con las manos, como si no pudiera dar crédito a la que está viendo. La miro a ella y al ordenador unas cuántas veces, con el corazón en un puño, sin entender lo que está pasando.

— ¿Qué Li? ¿Ha ido bien? —Me remuevo en el sofá y coloco mis manos en sus hombros para que me mire. Li levanta la mirada y la clava en la mía, y entonces veo cómo sonríen sus ojos, lo que hace que un alivio y una felicidad inmensos aparezcan en mí.

Solo nosotros y después el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora