~Lucas~
~Hace seis años y siete meses~
— ¿Estás seguro de que está afinada?
No puedo evitar volver a poner los ojos en blanco.
— ¿Cuántas veces te voy a tener que responder a esa pregunta?
Esta vez es Pedro el que bufa a la vez que se levanta del pequeño sofá que hay en el camerino. Abre una botella de agua y le da un sorbo para después mirarme con unos ojos demasiado preocupados.
—Las veces que haga falta, Lucas. Tiene que salir bien lo que hagamos hoy. —Vuelve a beber de su botella y yo lo miro con una sonrisa amplia en los labios. Me levanto dejando la guitarra en su funda y me giro hacia él colocándole ambas manos en sus hombros.
—Pedro, va a salir bien. Y seguramente vengan tres personas como mucho, contando a Lili y a su padre. En serio, no te preocupes.
De refilón veo como dibuja una fina sonrisa en sus labios y me agradece con la mirada el momento que acabamos de compartir. Yo también sonrío. Iba a ser una actuación muy especial para nosotros y después de tantos ensayos... por fin teníamos la oportunidad de tocar en un lugar diferente. Dando la casualidad de que en el bar donde vamos a tocar es el mismo en el que Lili y yo cenamos una vez, conociendo un poco más las entrañas de Málaga y a nosotros mismos.
Todavía con la sonrisa en los labios, me acerco hasta el sofá para coger mi teléfono. En cuanto lo enciendo veo un par de mensajes de Lili diciéndome que ya venían para el local. Sonrío como un tonto cuando lo leo, a la vez que siento como algo extraño aparece en mi estómago. Y es el que el hecho de que viniera su padre me ponía un poco nervioso, en alerta. Sé que él sabe mucho de música, y se interesó por mí cuando le conté todo lo que estábamos haciendo la banda y yo. Sentí lo que nunca había sentido antes con alguien parecido a un padre: admiración, confianza, orgullo.
Como si Pedro me hubiera leído el pensamiento, se acerca hasta mí y ahora es él el que me propina un apretón en el brazo.
—No van a venir, ¿no?
Sé que se refiere a mis padres. Y también sé que ya sabe lo que le voy a responder.
—No, no creo. —Pedro asiente, sin saber muy bien qué decir. Se pasa una mano por el pelo, intentando buscar algunas palabras de ánimo. Pero antes de que suelte algo por su boca soy yo el que habla: —No quiero que sientas pena por mí. ¿Vale? Lo llevo bien —le aseguro, pero ni yo mismo parezco convencido de lo que acabo de decir. Porque, ¿cómo iba a llevar bien que mis padres no quieran saber nada de mí? Suelto una gran bocanada de aire a la vez que la llamada de un teléfono empaña el pequeño camerino.
Cuando Pedro comprueba que no es el suyo, me acerco hasta mi móvil. Al ver el nombre de quien me estaba llamando, se lo enseño a Pedro. Después de unos segundos de duda y confusión en la cara de mi amigo, me hace un movimiento con la cabeza para que responda.
—Te dejamos bastante claro que hoy no queríamos saber nada de ti —espeto con un tono duro de voz. Mike deja soltar un resoplido, vacilón.
—No me jodas, Lucas. Tampoco he faltado tanto estas últimas semanas a los ensayos.
Me aguanto el insulto que tenía preparado cuando Pedro se acerca hasta mí y me pide en voz baja que ponga el altavoz. Obedezco a regañadientes y después es Pedro el que intenta hablar con Mike.
—Mike, ya te lo dijimos. Son las normas del grupo.
—Pero ¿de qué coño de normas estás hablando? —La voz de Mike llena toda la pequeña sala. Me paso una mano por el pelo, cabreado, y ahora soy yo el que habla.
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Solo nosotros y después el mundo
RomansaLili es una persona con miedos e inquietudes. Hace cinco años que dejó atrás a la persona más importante para ella, y cada día se promete el no volver a pensar en él. Pero, ¿Se puede olvidar a alguien si recuerdas el sonido de sus pasos? ¿Se puede r...