~Lucas~
~Hace cinco años y tres meses~
Es nuestro primer aniversario.
Parece mentira que haya pasado un año desde que nos besamos en nuestra playa, donde me ofrecí a descubrir con ella lo que es el amor. Y después de doce meses puedo decir que el amor es Lili. La persona que se encuentra a mi lado, en mi cama, completamente desnuda, es la definición de amor. Es lo más claro que he tenido en mi puta vida, joder. Y quiero quedarme aquí para siempre, enredados en las sábanas de mi cama.
Acaricio su pelo mientras recoloco mi almohada para verla mejor. Su respiración es lenta, como si no tuviera prisa de vivir. Su mano se posa en mi torso desnudo y refunfuña cuando un destello de luz entra en la habitación. Con una sonrisa tonta, me acerco hasta su oreja y susurro.
— ¿Quieres que baje la persiana?
— Quiero que te calles —responde de malhumor.
—No entiendo por qué estás tan irritada. ¿Es porque no te gustó lo de anoche?
Beso su clavícula y ella suelta una risita. Sigo besándola en ese punto, como si me fuera la vida en ello. Li ahora no se ríe, estira su cuello pidiendo más y se recoloca quedando encima de mí. Su pelo roza parte de mi cara cuando se inclina hacia a mí y une sus labios con los míos. Un beso tierno pero a la vez profundo. Mis manos no tardan en posarse en sus caderas mientras clavo sus ojos en toda ella. Su cuerpo detallado en frente de mí hace que mis pulsaciones se eleven en tiempo record. Porque me gusta todo de ella y eso es razón suficiente como para que mis manos tomen vida propia y comiencen a acariciar su vientre, y más arriba. Li cierra los ojos y yo contemplo cómo se deja llevar por sus propias sensaciones. Vuelve a juntar nuestros labios, a enredar nuestras lenguas y puedo notar a la perfección cómo dibuja una sonrisa en su rostro.
—Feliz aniversario, Lucas. —Se aparta un poco para conectar sus ojos con los míos.
—Feliz aniversario, Li. —Vuelve a tumbarse a mi lado, con los ojos abiertos mirando un techo totalmente blanco, tan solo interrumpido por una lámpara de esas caras que le gustan a mi madre. Después de unos segundos, Li gira su cuerpo para mirarme con el ceño fruncido.
— ¿Te gusta tu habitación?
Me quedo unos instantes callado observándola. La pregunta me había pillado totalmente por sorpresa, pero de alguna manera cala en mí con un significado profundo. Esta no era mi habitación. No lo era porque no la sentía como mía. Puede ser que aquí haya pasado muchas noches cuando era pequeño y que haya amontonado los montones de juguetes que mis padres me daban las pocas veces que los veía. Pero nunca he sentido que alguna vez formase parte de mí. En realidad, supongo que la casa nunca la he sentido como mía.
Con los ojos perdidos en algún lugar del grande cubículo, me encojo de hombros.
—Supongo que paso más tiempo en casa de Pedro, ensayando, o por Málaga que en mi propio cuarto. No he dedicado mucho tiempo a la decoración —digo sin entrar en detalles, sin decir lo que realmente pienso. Sobre lo que me hace sentir esta habitación. Porque la única razón por la que estoy aquí es para poder estar un rato a solas con Li, sin preocuparnos de que nadie nos pueda molestar, no porque me sienta cómodo en ella.
Li dibuja una pequeña mueca, como si con tan solo mirándome supiera que hay algo más escondido en mi interior. Es fascinante como es capaz de desenvolver todas mis capas con tanta facilidad, y a la vez aterrador. Estar en frente de alguien que ve todo lo que eres hace que te sientas pequeño y a la vez gigante, y eso me pasaba cada vez que estaba cerca de Lili.
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Solo nosotros y después el mundo
RomanceLili es una persona con miedos e inquietudes. Hace cinco años que dejó atrás a la persona más importante para ella, y cada día se promete el no volver a pensar en él. Pero, ¿Se puede olvidar a alguien si recuerdas el sonido de sus pasos? ¿Se puede r...