capítulo 19

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Capitulo 19

Sombras del pasado

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Naruto gruño mientras las manos de Tsunade se pasaban por su cuerpo, usando el Jutsu de Palma Mística para sanar su cuerpo mientras el se encontraba sentado en una camilla de hospital.

—Te he dicho mil veces que estoy bien, Senju— gruño el pelirrojo, tratando de no pensar en degollar a la Sannin a tan escasos centímetros de él.

La rubia no se encontraba mejor, mirando con una expresión furiosa al Okami.

—Y ya he dicho que cierres la boca, aun no sabemos que fue lo que te hizo esa… cosa.

El pelirrojo gruño levemente mientras masajeaba su cabeza con una mano, y de repente, tembló con algo de fuerza.

—No me paso nada malo, así que déjame en paz— le dijo con expresión molesta.

Una vena pulso en la frente de Tsunade—¡Mocoso malagradecido…!— pero antes de poder preparar el puñetazo que le iba a dar, un sonido los distrajo a ambos.

—¿Están muy ocupados?— pregunto Izanagi entrando por la puerta, sobresaltando a ambos.

Tsunade se destenso al no ver a nadie más—Oh… solo eres tu, ¿Qué es lo que quieres?— pregunto mientras volvía a revisar al enfurruñado Okami.

—Tengo ciertas cosas que hablar con mi hijo— dijo Izanagi con las manos en los bolsillos y un encogimiento de hombros, antes de caminar hasta estar enfrente del pelirrojo.

Este de repente pudo sentir como sus energías se recuperaban, e incluso pudo notar la mirada sorprendida de Tsunade mientras su ropa volvía a cubrir su cuerpo.

—¿Pero que cara…?— Tsunade se detuvo a medía maldición, mientras Naruto simplemente se paraba, tener un padre Omnipotente significaba que no te tenías que preocupar tanto por heridas de gravedad porque el podría sanarlas con un pensamiento… y hacértelas igualmente con un pensamiento.

El peliazul se giro y miro a la Senju fijamente—¿Puedes dejarnos solos? Es algo privado— antes de que ella pudiera responder, el Dios Omnipotente la teletransporto fuera de allí.

Naruto se quedo mirando a su padre tranquilamente—Tengo unas cuantas preguntas y quiero respuestas— dijo el Okami mirando a Izanagi, quien suspiro.

—Lo se, pero también necesito que los demás estén aquí— murmuro Izanagi-no-Okami ante la duda del pelirrojo.

—¿Los demás?— cuestiono antes de entrecerrar los ojos ante tres brillos diferentes.

El primero, fue el brillo de unos relámpagos, fugaz y estruendoroso, mostrando a un Susano'o con expresión fría, viendo a su padre con el Noryokugan brillando de odio.

La segunda fue un brillo de fuego divino, tan brillante como el sol, cegándolo por instantes, y en ella, apareció Amaterasu mirándolo con calma.

Finalmente, la tercera fue la más calmada, con un brillo plateado como el de la luna, y Tsukuyomi apareció con una sonrisa, aunque era la más alejada de su padre.

Una mirada de tristeza se poso en la cara de Izanagi por un par de segundos, antes de suspirar levemente—Supongo que debo comenzar a explicarles muchas cosas— dijo mirando al techo.

—El Rikuryuu Sennin jamás nos conto mucho sobre tu nacimiento— dijo Amaterasu, sentándose en una silla al borde de la habitación.

—Eso es obvio, ni él sabía sobre mis padres en ese tiempo— respondió Izanagi con un encogimiento de hombros.

Naruto Okami: El Legado de los Dioses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora