Labores de parto

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En menos tiempo de lo que habían planeado la castaña daba gritos de dolor mientras el pecoso sostenía de su mano tratando de tranquilizarla con mimos y palabras felices.

Fuera de la habitación Bakugou escuchaba todo el escandalo manteniéndose sereno con las manos cruzadas sobre su pecho. En aquella tranquilidad sus oídos escuchaban de una llamada entrante en su celular atinando a abrir de este para ver como un número desconocido lo estaba molestando en ese momento.

-Idiotas- se decía apagando del celular guardándolo de nueva cuenta de sus pantalones. Soltando un suspiro sus ojos miraban por sobre una ventana del cuarto como el peliverde respiraba fuerte a la par de su novia encontrando aquella escena absurda pero un tanto cálida.

Tan rápido como se habían dado las cosas sus oídos escuchaban más gritos y el ajetreo rápido de las enfermeras sintiendo como un sentimiento parecido a la emoción lo estaban abundando de forma tan absurda que ni él mismo podía comprender.

Dentro del cuarto entre risas y llanto la castaña había comenzado a flotar llevándose la preocupación de los médicos y la alegría de Midoriya quien con su poder bajaba de la chica viendo como esta se había avergonzado distrayéndose un poco del dolor por el que estaba pasando.

Segundos después el peliverde tomaba fuerte de la mano de la chica viendo como esta lo miraba con sumo amor regalándole por igual la mejor de sus sonrisas bañada en lágrimas que quitaba rápido de sus ojos. Un te amo era formado por los labios de ambos escuchándose rápidamente un quejido más por parte de la castaña y los gritos seguidos de los médicos. Pujidos y llamados llenaban el cuarto por completo manteniéndose así por minutos hasta que un crujido era escuchado por todos incluido el rubio quien conmocionado miraba ahora todo por la ventana principal de la habitación.

De un segundo a otro, el llanto de un bebé llenaba el ambiente parando completamente el tiempo para todos.

Sorprendido por completo el peliverde miraba con los ojos totalmente abiertos como un pequeño bulto de pelo verde les era entregado en el regazo de la castaña. Con mucho temblor en sus manos el pequeño era descubierto por las enfermeras y por sí mismo revelando un bebé rechoncho de pequeño y escaso cabello verde que lloraba tanto como lo hacía su papá en aquel momento.

Mucha alegría y conmoción inundaban el pecho de Midoriya en ese instante siendo observado por Uraraka quien tranquila era revisada por los médicos mientras su respiración poco a poco se normalizaba y el sudor de su frente se combinaba con sus cabellos.

Con delicadeza las manos trabajadas del peliverde tocaban de las mejillas de su hijo no pudiendo creer aun todo lo que había pasado para que ese momento llegara. Sin haberlo notado antes los ojos verdes de Midoriya se enfocaban en su compañero de la infancia pudiendo ver como este observaba en shock desde la ventana aparentemente curioso por conocer al bebé.

Con mucha felicidad en su pecho el peliverde señalaba al rubio invitándolo a acercarse. Poniéndose en su actitud arrogante de siempre el rubio chistaba molesto poniéndose el equipo especial que le entregaba una enfermera para poder entrar al cuarto hasta el punto donde se encontraba el pecoso.

Completamente dudoso el rubio se acercaba hasta el bulto que cargaba su compañero abriendo los ojos por completo al ver al pequeño bebé que se había tranquilizado en los brazos de su papá.

Sorprendido su interior ser reconocía los fuertes genes de su actual rival en poder mirando hacia la castaña quien feliz le regalaba una sonrisa orgullosa de poder ver como el bebé bajaba un poco la guardia de su testarudo compañero.

Rápidamente el ambiente se llenaba de una calidez y un cariño familiar sorprendente enterrando un sentimiento extraño dentro del pecho de Katsuki quien no podía dejar de ver como el bebé formaba caras graciosas gracias a sus mejillas regordetas y a los movimientos de sus diminutas manos.

Completamente feliz una sonrisa se dibujaba en el rostro de Midoriya pudiendo ver como las enfermeras se acercaban tímidas a su persona.

-Disculpa pero tenemos que llevarlo a revisarlo, él está muy sano así que no será por mucho tiempo- decía la enfermera al peliverde pudiendo ver como su expresión se tornaba amable y cálida.

-Si... digo ¡Sí!, no-no hay problema- se disculpaba el pecoso pudiendo ver como la chica le sonreía divertida por su reacción.

Divertido por la expresión del pecoso Bakugou soltaba una sonrisa burlona llamando la atención de las enfermeras quienes les pedían amablemente retirarse afuera para terminar de atender a la castaña. Sin poderse negar el peliverde besaba de Uraraka perdiéndose ambos entre sonrojos mientras el rubio los veía totalmente acostumbrado ya a ambos y a sus escenas de amor.

-Gracias, de verdad gracias- soltaba Izuku apoyado frente con frente con la chica quien feliz sonreía no pudiendo creer que por fin su retoño estaba ya en sus vidas.

Soltándose lentamente ambos compartían mucha felicidad mientras el peliverde se encaminaba junto a Bakugou afuera de la habitación. Antes de salir el de quirk explosivo tomaba de la puerta llamando la atención de Midoriya y de la propia chica quien miraba atenta.

-Felicidades- era lo último que el rubio soltaba indiferente robando una sonrisa de sus compañeros quienes ya conocían su actitud para esos casos.

Ante eso una risilla era suelta por la castaña antes de ver como la puerta era cerrada detrás de ambos hombres.

Afuera de la habitación un silencio inundaba por primera vez a Midoriya centrándose una tranquilidad cálida en el ambiente.

Sin palabras de por medio una mano en su hombro sorprendía a este pudiendo ver como el rubio suspiraba tranquilo y fuerte volteando su mirada a un lado diferente.

-Felicidades a ti también nerd- soltaba apenas audible para ambos -Vamos por una bebida que tenemos que hablarle a Aizawa antes de que te mate- carraspeaba.

Escuchando aquellas nada comunes palabras agradables salir de la boca de su compañero el peliverde abría ampliamente sus ojos sonriendo de las cosas que nunca hubiese creído vivir en toda su vida.

Gracias por el apoyo... pensaba Midoriya para sus adentros sintiéndose extraño de sentirse más cómodo de lo normal con su viejo colega, porque aunque sabía que bien podía decirlo, prefería guardar el agradecimiento en su memoria para no tornar ese único momento en algo bochornoso o incómodo para Bakugou.

Sin saber cómo proceder sus pies le guiaban rápidamente al ritmo del otro comenzando a caminar ambos tranquilos por los pasillos del hospital.

Concepcion no deseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora