Our Dangerous Little Secret

12

"La clave está en: no mentir , no fallar y no ocultar nada"

— Desconocido

🌹

¡En edición!

𝐎𝐮𝐫 𝐃𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭
❤︎ 𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑆𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑃𝑒𝑙𝑖𝑔𝑟𝑜𝑠𝑜 ❤︎

Iba de regreso a su habitación, su cabeza no pensaba en nada, tan solo mirada al frente con expresión neutral.

🌹

La puerta fue abierta, captando la atención del chico pelinegro que observaba los videos musicales que pasaban por televisión, mientras bebía un poco de agua.

Sus ojos azules enfocaron a la persona que recién ingresaba, sonriendole bonito y se acercó con tranquilidad. No le gustó despertar sin tenerlo a su lado, sin ver esos bonitos ojos grises. Sin escuchar su voz... no es agradable, en lo absoluto.

— Buenos días, a- — Calló cuando Minho pasó a su lado, evitando el beso que Hyunjin quería proporcionarle. — ¿amor?

Observó su espalda y sus movimientos. Solo se sirvió un poco de agua, mirando el televisor y cambiando el canal a uno al azar. Hyunjin frunció el ceño con clara preocupación, por ello, intentó acercarse nuevamente al mayor, y sin embargo, este lo empujó levemente, ocasionando que el ojiazul diera varios pasos hacia atrás.

— Minho, mi amor, ¿que pasa? — Extendió su mano, pero fue alejada de un golpe.

— Dime la verdad...

Hyunjin quedó paralizado ante lo que dijo el ojigris. Tragó grueso intentando saber a que se refería, suspirando cuando a su cabeza no llegaba nada. Observó como se sentaba en la cama, revisando su celular. Fue entonces que se acomodó frente a Minho, tocando suavemente su rodilla.

— Honnie... — Susurró nervioso, tenso cuando el contrario lo miró. — ¿a que te refieres?

— Tks... — Chasqueó la lengua, frunciendo el ceño. — ¿es en serio? Dime la verdad.

— N-No... — Rascó su brazo. — no... no sé qué qui-

— ¡¿Me ves la cara de estúpido, Hyunjin?!

El susodicho dio un saltito en su puesto, alejándose inmediatamente cuando Minho se puso de pie. Estaba entrando en pánico porque no sabía que decirle... ¿verdad de qué? ¿Que quería que le dijera?

De sus ojos querían salir lágrimas, pero las contuvo bien, batallando con la intensa mirada plateada del contrario.

— No te veo la cara de estúpido solo... — Bajó la mirada. — no sé qué quieres que responda.

— Que maravilla. — Su ceño mas arrugado de lo normal acorralandolo. — en serio crees que no lo sé.

—Yo-

— ¡Maldita sea! — Golpeó fuertemente la pared a un costado de la cabeza del ojiazul.

Y el cristal se quebró. De aquellos bellos ojitos azules comenzaron a salir saladas lágrimas, el cuerpo ajeno temblando descontroladamente.