Our Dangerous Little Secret

Chapter III

"Me obsesiona... la forma en que deseo besarte"

— Peter Castillo

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¡En edición!

𝐎𝐮𝐫 𝐃𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭
❤︎ 𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑆𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑃𝑒𝑙𝑖𝑔𝑟𝑜𝑠𝑜 ❤︎

El tiempo le ha enseñado infinidades de cosas. A entender y analizar, sobre todo, no pensar en el que dirán.

Cuando supo todo sobre Soyeon, no sabía realmente cómo reaccionar. Su hija no era suya, fue un golpe muy fuerte. La discusión duró un par de minutos para al final, ella irse con sus maletas, dejándolo con una bebé de meses. Él ya no la quería, sin embargo, en los meses que llevaba conviviendo con la bebé, ella fue ganándose su corazón y su sentido paternal salió a relucir. Una hora antes la veía como su hija, y ahora, solo era una bebita que no tiene la culpa de tener una madre tan negligente como lo era Soyeon.

En ese momento, luego de que ella se hubiera largado, recordó todo lo ocurrido hace meses, cuando esa noticia fue la causante de que Hyunjin decidiera irse definitivamente de su vida. Ahora como se arrepentía no tomar el riesgo y escaparse lejos junto a la persona que era dueña de su corazón, de todo su ser.

Al final, algo le decía que esa niña debía de quedarse con él y se propuso muchas metas en la vida. Principalmente salir adelante con ella.

Con el paso del tiempo sucedieron muchos cosas buenas, como aquel día que Jeongin apareció de la nada y permitió que se desahogara con él. Lo mejor fue cuando el ojiverde aceptó sus disculpas, porque si, el chico noto el gran arrepentimiento en los ojos ajenos.

Luego fueron todas aquellas personas que se alejaron por sus malas decisiones. Conoció mejor a algunos.

Al año de la ida definitiva de Hyunjin, el cambio radical en todos fue notorio. Trabajaban, cada quien surgía a su manera, conocían mucha más gente. Pero aún tenía ese vacio por dentro, porque aunque haya estado con algunas personas, la mirada azulada de Hyunjin seguía apareciendo dentro de su cabeza. Ese par de ojitos tan bellos aún nublaba su vista, entonces, él buscaba en sus "parejas" a Hyunjin, que fueran como él, pero ninguno llegaba a ese punto. Jamás llegarían.

Luego se tuvo que alejar de eso, porque se dio cuenta que no era sano para él.

No, pero es inexplicable como se sintió al reencontrarse con Hyunjin. Ya seis años después, sus sentimientos se habían ido o eso creyó hasta que lo vio. Aún había una chispa que buscaba encenderse a pesar que el deseara que no sucediera.

Lo cambiando que estaba. Ya no poseía esa apariencia angelical, sus facciones estaban más endurecidas y marcadas, su mirada... esa mirada característica de él seguía poseyendo la misma sensualidad y picardía.

Era simplemente una maravilla.

— ¡Te estoy llamando, imbécil! — Una sonora bofetada se escuchó en toda la oficina.

— ¿Pero por qué me golpeas, Jeongin? — Lloriqueo, sobando su mejilla.

— ¡Porque estas más en Hyunjinlandia que aquí! — Tiró las carpetas sobre el escritorio. — eres un imbécil bueno para nada Lee Minho.