Me gustas...

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—¿Algo más? — pestañeé varias veces seguidas, tratando de procesar lo que había escuchado. 

—Sé que para ti debe ser algo prematuro, tal vez chocante, que alguien como yo te confiese algo así. 

—¿Alguien como tú? ¿Otra vez la inseguridad? Estoy sorprendida, no te lo voy a negar. Es la primera vez que alguien se me confiesa tan directamente. 

—¿Y qué piensas? 

No lo había visualizado de esta manera. De hecho, ni siquiera me había puesto a pensar sobre lo que siento hacia él. Esos sentimientos y emociones que me invaden cuando lo tengo cerca, no considero que sean parte de una amistad. Desde ese primer beso, no he hecho otra cosa que no sea pensar en él. Por fuera intento comportarme de manera que no vaya a espantarlo, mientras que por dentro siento como si tuviera un duende alegre saltando. 

—No tienes que responder si no quieres. Fue una necedad de mi parte. 

—Tú también me gustas mucho— salió tan natural, que ni siquiera yo misma podía creer que lo hubiera dicho. 

—¿De verdad? 

—Sí— desvié la mirada debido al nerviosismo—. Al menos di algo, no te quedes callado. 

—Entonces, ¿te gustaría salir conmigo? 

—Sí— respondí tímidamente. 

—Eres tan hermosa —su caricia me llevó a mirarlo, y sus labios se adueñaron de los míos tan despacio y apasionadamente que mi cuerpo se debilitó. 

Cada vez que me besa, es como si la sangre me estuviera hirviendo y las piernas perdieran la fuerza. Me dio un fuerte abrazo y descansó su barbilla en mi cabeza. Planeaba corresponderle llevando mis brazos a su espalda, pero en el proceso de hacerlo, mi antebrazo rozó lo que parecía haber sido su erección. Fue tan incómodo que no supe dónde meter mi cara. ¿Está así por mí? ¿Es que acaso ese beso también le provocó cosas? Él se puso nervioso, no fue difícil notarlo, pues dio tremendo reversazo. 

—Lo siento, no fue mi intención haberte tocado así — sacudí las manos. 

—No te preocupes. Esas cosas pasan. ¿Por qué no me enseñas a preparar los cupcakes? Se está haciendo tarde y no quiero que tu mamá se vaya a enojar— su rostro estaba el doble de rojo, el mío debía estar peor. 

Desde ese incómodo momento que tuvimos en su casa, no nos habíamos visto. Hoy cumplimos un año de conocernos y de estar viéndonos, y apenas tres días de noviazgo. Habíamos hecho planes para tener nuestra primera cita como pareja y me sentía muy emocionada. Anoche no dormí mucho por esa misma razón. 

Según llegué de la universidad, fui directamente al baño a asearme y ponerme bonita. Es la primera vez que me preocupo tanto por mi apariencia. Por lo regular, suelo vestirme como más cómoda me sienta, pero hoy tuve ganas de ponerme un traje y dejar suelto mi cabello. Nos hemos visto muchas veces, pero hoy es un día especial para los dos. 

Bajando las escaleras de la casa, me topé con mi mamá quitándose los tacones para subir el primer escalón. Me resultó raro que estuviese tan temprano en casa, por lo regular llega en la noche, por esa razón quedé paralizada. 

—¿A dónde vas tan bonita, mi amor? 

Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora