Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]

Una oportunidad

Desde esa noche no he dejado de pensar ni un solo instante en ese momento. Fue algo tan especial, mágico y único. Aún tengo la sensación de que sus manos y labios acarician mi piel. Cada día que pasa, lo siento más clavado en mi alma.  

—Abril… 

—No estoy de ánimo para discutir, mamá. Llegaré tarde a la universidad. 

—Escúchame un momento, por favor. Seré breve. 

—Si es para volver a pedirme que me aleje de Byron, lamento desde el fondo de mi corazón no poder complacerte. 

—Llevas días distante de tu madre, siempre que quiero sacar el tema me evades, pero esto es algo que tarde o temprano tenemos que hablar, aunque no quieras. 

—Te amo, mamá. Espero tengas un bonito día. 

—Por la memoria de tu abuelo, te pido que me escuches. 

Me detuve al escuchar sus palabras y me volteé. 

—Dime. 

—Ya entendí que ese hombre es importante para ti, que incluso lo prefieres a él por encima de tu madre, pero solo quiero lo mejor para ti. 

—¿Y qué te hace pensar que Byron no es lo mejor para mí? ¿Tan poco te importa mi felicidad, mamá?

—Eso no es lo que quise decir. Si quieres seguir saliendo con ese hombre está bien, ya no voy a intervenir en eso. Ya entendí que es tu vida y tú decides qué camino escoger y al lado de quién estar, pero solo quiero que me digas una cosa. ¿Tú realmente quieres a ese hombre o haces todo esto porque tu abuelo te lo pidió? 

—Al principio estaba confundida con la petición de mi abuelo, pero pude entender la razón detrás de esto, y es que él quería que le hiciera compañía a Byron, no quería que lo dejara solo y desamparado. Mi abuelo nos conocía a los dos, por eso nos juntó, no fue casualidad. ¿Y sabes qué? También estoy segura de que el abuelo sabía que si conocía a Byron a profundidad, iba a enamorarme de su personalidad, de su forma de ser, de la increíble persona que es. Byron es un hombre maravilloso, es solo que tú ni siquiera te has tomado la molestia de conocerlo, porque has sido igual de prejuiciosa que esa gente que habita en este mundo. 

—Tráelo esta noche. 

—¿Qué? ¿Me estás dando permiso para traerlo a la casa? — la miré sorprendida. 

—Si realmente el interés y amor es mutuo, se atreverá a venir y dar la cara. 

—Gracias, mamá— la abracé tan fuerte que se quejó—. No sabes lo feliz que me hace esto. 

—¿Cuál es la emoción por aquí? — escuché los pasos de mi tía bajando las escaleras, y ambas la observamos—. ¿Quién viene a la casa? 

Olvidé que mis tíos se están quedando aquí. Todavía recuerdo la habladuría que tenían en el sepelio de mi abuelo y de las cosas feas que estaban diciendo de Byron. No veo el momento en que abandonen esta casa. La maldad, hipocresía, desfachatez e interés brota por todos sus poros.  

—Hola, mi tía querida. Como te la pasas encerrada en la habitación del abuelo viendo novelas y echándote aire, ya había olvidado tu existencia en esta casa. Solo un pequeño recordatorio, quien visite nuestra casa, no creo que tenga nada que ver contigo, así que si nos permites, regresa a la habitación, sería muy triste que te pierdes la novela por estar espiando conversaciones ajenas en donde no te han llamado.