Mutuo

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Mi mamá no nos interrumpió, de hecho, esperó a que nos saludáramos adecuadamente y en su rostro no noté ni una chispa de molestia. 

—Buenas tardes. Es un gusto estar aquí. He traído esto para usted. Espero sean de su agrado — le extendió el otro ramo de flores, y ellas las tomó sin disgusto. 

—Gracias. No tienes que ser tan formal. Ahora que eres parte de la familia puedes tutearme. Pónganse cómodos. 

Nos sentamos en el sofá, mi madre se fue al otro que quedaba al frente nuestro. 

—El propósito de esta reunión es aclarar algunas cosas y que podamos conocernos mejor. Quiero saber dónde está mi hija parada y con quién. Supongo que es totalmente normal la curiosidad. 

—Lo comprendo. 

—Quisiera hacerte una pregunta y que intentes ser lo más honesto posible. ¿Mi padre nunca habló contigo sobre mi hija? Quiero decir, ¿no te pidió acercarte a ella con algún interés oculto? 

—No. Su señor padre hablaba mucho de Abril, pues era su nieta consentida, pero jamás me pidió nada. 

—Aprovechando la oportunidad, quiero aclarar una cosa que, al parecer, fue malinterpretada por ambos. En primer lugar, no tengo nada contra ti. De hecho, siempre te lo he dicho, estoy muy agradecida contigo por haber salvado a mi hija esa noche y viviré eternamente agradecida por ello. Gracias a ti y a tu valentía, tuve el privilegio de ver a mi hija crecer y de tenerla entre mis brazos. La razón por la cual he querido intervenir en esta relación es porque, como madre, me preocupa mucho su bienestar. Mi hija, como ya la has debido conocer, es muy intensa, piadosa y bondadosa, son tres de las tantas virtudes que pueden jugar en contra en algún momento dado. ¿Qué quiero decir con esto? Al principio pensé que el propósito por el cual comenzó a salir contigo es por lo que dejó escrito mi papá. Ya sabes, la presión, las dudas y la curiosidad. No quería que tomara una mala decisión que pudiera costarle su felicidad y su futuro, por eso quise evitar a toda costa que ella se sintiera en la obligación de cumplir con esa última voluntad. En la última conversación que tuve con mi hija y contigo, pude comprender que las cosas van en serio de parte y parte. Me atrevería a decir que citaron las mismas palabras. No voy a mentir, es difícil y me duele todo esto que está ocurriendo, porque sé que les espera muchas piedras y pruebas en el camino. Uno como madre quisiera evitar el sufrimiento de sus hijos. Abril es mi única hija. Es mi tesoro y lo único que me queda. Por eso te pido desde el fondo de mi alma que la cuides, te aseguro que no encontrarás a una mujer más maravillosa que ella, y no lo digo porque sea mi hija, sino porque me consta. 

—A mí también me consta, señora. Y créame que entiendo su preocupación, sería incapaz de juzgarla, por eso ahora mismo y delante de ella, quiero asegurarle que la voy a cuidar, respetar, valorar y amar sobre todas las cosas. Le prometo que, sin importar las dificultades que se puedan presentar en el camino, jamás soltaré la mano de su hija. 

Mi corazón volvió a bombear frenéticamente, esparciendo a su vez un calor en mis mejillas, no solo por sus lindas palabras, sino por la seguridad y seriedad que había detrás de ellas. Su mano sosteniendo la mía en ese momento lo hizo doblemente especial. No hay un sentimiento más fuerte y bonito, como lo es querer tanto a una persona; y que ese sentimiento y querer sea mutuo. 

Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora