Nuera

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—Rodrigo, no le hables así a tu hermano. No sé cuándo llegará el día en que puedan llevar la fiesta en paz.  

—Claro, siempre te vas del lado de tu hijo predilecto. Ya cumplí con traerte, ya ves que está muy bien cuidado con su enfermera, así que podemos irnos. 

Le dio con el bastón en la rodilla y él se quejó. 

—Deja de actuar como si fueras un chamaco, estás bastante grande ya — miró a Bayron—. Perdona a tu hermano, no sabe lo que hace. 

—Ven — Bayron le ayudó a entrar y a sentarse en el sofá. 

Su hermano se quedó de pie, al lado del sofá y de su mamá. Es incómodo el ambiente tan hostil que se percibe por parte de ese hombre. No dejaba de mirar con disgusto a Bayron mientras hablaba con su mamá. 

—No sabía que estabas acompañado. Hemos venido en un mal momento, ¿verdad?

—No. 

—Es que si no vengo personalmente, me quedaré con las ganas de verte y saber de ti. Ni siquiera una llamada o una visita a tu madre. No te alejes más, por favor. No sé cuándo vaya a partir de este mundo, pero no quiero que las cosas sigan así. Te he dado tu espacio, porque sé que no lo has estado pasando bien, pero es difícil que te desconectes. Que gusto me da verte sin esa cosa puesta — acarició su mejilla con la mano temblando, y le sonrió—. Hace mucho tiempo no veía tu rostro, lo has ocultado hasta de tu propia madre. No has dejado de ser ese hombre tan apuesto. ¿Y este delantal tan bonito? 

—Gracias. Me alegra que pienses eso, mamá… 

—¿Apuesto? —Rodrigo rio con arrogancia—. Sí es cierto que el amor de madre es ciego. 

—¿Realmente usted es su hermano, o es su enemigo? — me vi en la obligación de intervenir, bajo la misma rabia que me provocaron sus palabras—. ¿Sabe que no hace falta estudiarlo mucho, para darse cuenta de la envidia que le carga a su hermano? La envidia le brota por todos los poros. Menospreciando a los demás solo demuestra la falta de empatía y afecto que carece. 

—¿Y quién ha invitado a esta niña a unirse a nuestra conversación? — preguntó. 

—Yo me invité sola, en el preciso instante que se atrevió a arremeter contra Bayron delante de mí. 

Se me quedó viendo fijamente, que si las miradas mataran, ya estaría tres metros bajo tierra, pero no pensaba bajar la mirada ante ese ser tan repugnante. Bayron se me acercó, descansando sus manos en mi cintura y lo miré sorprendida. 

—Todo está bien, pequeña. 

—No quieras normalizar su mal comportamiento o sus ataques. Nadie merece que lo traten así, ni mucho menos que se pase por alto. Luego se vuelve uso y costumbre. 

—¿Quién es esta jovencita tan linda e interesante? — su mamá se arregló los espejuelos, y me miró. 

—Disculpe por haber asumido esa actitud delante de usted. Disculpe también por no haberme presentado como corresponde. Mi nombre es Abril, es un gusto conocerla — le sonreí. 

—El placer es todo mío. ¿Eres mi nuera? 

Todo mi rostro se calentó con su pregunta y las palabras se quedaron atoradas en mi garganta. Noté que Bayron se encontraba en la misma situación. Su rostro parecía un tomate, y sé que el mío debía estar igual. 

Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora