ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝑉𝐼𝐼𝐼

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Bakugou se encontraba caminando a su salón de clases sin mucho entusiasmo, cuando recibió un fuerte golpe en la espalda, seguido se escuchó un estruendo. Alguien había chocado con él. Y este no se salvaría de una explosión en su cara por ser tan ciego. —

—¡Discúlpame mucho!

Exclamó una voz. El cenizo se dio la vuelta para encontrar a la flor ahí tirada en el piso.

—Tú… —dijo en lo bajo aunque fue escuchado por la chica que ya hacía en el piso.

—Esto… ¿Me podrías ayudar? Por favor —dijo con un hilo de voz, mientras tendía su pequeña mano en busca de alguna ayuda.

Él agarró su mano para ayudarla a incorporarse, aun así toda esta situación le parecía muy extraña.

Ambos mantenían su agarre y ella con la mano sobrante sacudía su falda para quitar el polvo, resultado de su reciente caída.

Mientras el más alto se limitaba a observar con el ceño fruncido.

Sentía que algo andaba mal pero, ¿qué?

—Muchas gracias —se soltó e hizo una reverencia—, tengo que ir a clase, que tengas un buen día.

A Bakugou le dio un tic nervioso en el ojo izquierdo. ¿Acaso lo estaba evitando por lo de ayer? ¿No sabía que iban a la misma clase? ¿Qué le pasaba a la flor? ¿A partir de hoy lo empezaría a evitar y de ser de este modo, por qué chocó con él?

Sus ojos se dirigieron al pequeño cuerpo que caminaba por el pasillo. Caminaba lento y con sumo cuidado, mientras con una mano tanteaba la pared, como si se guiara con ella.

«¿Acaso se sentía mal la flor?», se preguntó.

Al llegar al salón, la encontró sentada en su pupitre.

Decidió no darle más importancia y esperar el comienzo de las clases.

Total si lo quería evitar, a él no podría importarle menos.

—¡Hey guys! Abran sus libros en la página 27 y empecemos la lectura ¡Let 's go! ¡Let 's go! 

Todos acataron las órdenes, el cenizo tenía la mirada fija en su libro. Cuando escuchó que alguien jalaba una silla, alzó la mirada y se encontró con la pelirrosa sentada justo a su izquierda sonriendo nerviosa, él solo frunció su ceño en espera de respuestas.

—Disculpa puedo estar contigo esta clase, creo que olvide mi libro ¿Si? —trataba de sonreír, pero su cara se veía rara pues tenía su ceño fruncido.

¿Acaso estaba enojada?

«¿Para qué preguntas si ya te sentaste a mi lado?», pensó Bakugou un poco molesto pero sin querer levantar la voz.

Echó una rápida mirada debajo de su mesa, al no estar nada enfrente se podía ver todo lo que había ahí.

Para su sorpresa vio la pasta del libro de inglés ahí, pero hasta abajo ¿acaso no había dicho que no había traído su libro?

Ella le estaba tomando el pelo, era un jodido dolor de cabeza desde ayer cuando dijo esas estúpidas palabras.

—Tsk —susurro.

Estaba a punto de decir que ella tenía su libro enfrente de sus narices ¿acaso estaba ciega? Hasta que sintió un roce de rodillas contra una de las suyas 

«¿Qué mierda?». 

Dejó de prestarle atención a su banca para verla, lo que vio lo dejó atónito: la flor se había acercado más a él, tanto que sus rodillas se rozaban y tenía su cabeza casi metida en su libro.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora