ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝑋𝑋𝐼𝑋

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Bakugou

Este día ha sido una mierda, me la pasé acomodando mis cosas en mi nuevo dormitorio, cuando pasaba por los pasillos de la UA notaba todas las estúpidas miradas sobre mí.

Cuando por fin terminó, bajó a tomar un descanso en la sala común, en un abrir y cerrar de ojos tengo a el pelo de mierda a mi lado y ya todos estaban sentados en la sala.

—¿Ya acabaron de acomodar sus cuartos muchachos?

—Sí, ahora solo nos estamos relajando, vengan.

Busco con la mirada entre la multitud a flor, pero no la encuentro, es la única que falta en bajar. Al final, después de unos minutos, aparece por el pasillo que conduce a la escalera y echa un vistazo a la sala de estar. Ya no queda rastro del uniforme de la UA porque se ha puesto una sudadera y un pans. Me siento raro mirándola desde el otro lado de la habitación, pero es tan guapa que no podría dejar de contemplarla aunque quisiera. Cuando nuestras miradas se encuentran, esboza una sonrisa impresionante, y noto una punzada de satisfacción y ternura cuando me doy cuenta de que me estaba buscando.

Se dirige a mi lugar; sin embargo, es interceptada por dos estúpidos quienes, entre risas, la llevan a la cocina.

Mirarla me hace siempre desear ser el chico más divertido de la habitación, para poder ser yo quien la haga reír, como lo hacen Denki o Sero.

—¡Hagamos un concurso de exhibición de cuartos!

—Vaya, eso es genial, ¿no crees? —me dice el pelo de mierda golpeándome el hombro—. Me gustaría ver tu habitación.

—Suena jodidamente estúpido, me largo a dormir.

—Oh, vamos, no me digas que no quieres ver los cuartos de las chicas

—¿Así se les dice ahora a los psicópatas sexuales?

—¿Qué? Claro que no, no soy un psicópata sexual, no sería de hombres yo lo decía por... ¿No te interesa conocer más a tus compañeros de salón?

—¿Por qué debería?

Lo dejé hablando solo y me fui a mi habitación.

Antes de entrar una pelirrosa se me acerca por detrás.

—Holaa, Ba-ku-gou~

Me gusta la sensación que me provoca escucharla decir mi nombre. Me recargo en la pared y la observo.

—¿Me dejas entrar a conocer tu habitación?

—No.

Resopla y se cruza de brazos, desafiante, pero no es capaz de aguantar y enseguida suaviza la expresión de falso enfado.

—Ándale.

—No.

—Pero quiero conocerla.

—Es igual a la tuya.

—Vamos —hace un puchero y suavizó la mirada.

—No me hagas esa cara —la amenazó, mientras sujetaba con una mano ambos cachetes y los aplastaba.

Sabiendo que estoy a nada de caer en su juego, ingresó rápidamente a mi habitación cerrando la puerta en sus narices.

—Vete a tu dormitorio flor —le comento desde adentro.

—Tramposo, si no abres la puerta, soplaré y soplaré y tu cuarto derivaré.

Después de unos segundos en silencio la escucho hablar:

—Bakugou, por favor quiero conocerla...

En ese momento, aprendí algo sobre mí mismo, si Flor añadía la palabra "por favor" a cualquier petición, encontraría la manera de hacer lo que ella quisiera.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora