ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝑋𝐼

5.2K 494 58
                                    

Bakugou

Justo antes de presentarnos ante el público de las gradas, nos encontrábamos en el pasillo.

Pudiendo escuchar a detalle todos los murmullos y gritos de parte de los extras que casi teníamos arriba de nosotros.

Algunos extras estaban estirando, otros estaban muriendo de los nervios.

¿Yo? 

No estaba nervioso, sabía a lo que venía y sabía cuál sería el resultado: sería el número 1.

Aun así, me mantenía calentando sabía que era bueno, pero no debía de subestimar a nadie, por algo estaban aquí ¿no? Y por supuesto, no tendría piedad con cualquier extra que me tocara.

Durante este proceso de calentamiento, mantenía mis ojos fijos en todo lo que ella hacía.

Cada que se estiraba o brincaba por la emoción o reía como estúpida junto a sus amigos. Cada que empezaba a hacer una pirueta o movimiento yo estaba ahí para mirarla. 

Claro, con suma discreción no quería que me empezaran a relacionar con nadie, mucho menos con ella.

Ella me lanzó una mirada sospechosa, segundos después se giró para seguir manteniendo su charla con los demás.

A pesar de que trataba de ser lo más discreto y que mis miradas hacia ella duraran el menor tiempo posible, casi un parpadeo.

Pase mi jodido valioso tiempo observándola y no lograba comprender qué era lo que tenía de maravillosa según la oruga.

Solo había notado que era ágil, tenía brazos y piernas ágiles, ya que no parecía tener algún problema para moverse de un lado a otro.

Y eso lo había experimentado en carne propia; la flor sabía poner esas cosas que muchos consideraban vulnerables, como lo era la estatura pequeña, para pasarlas a su favor.

Se movía con una delicadeza y seguridad en todos sus movimientos.

Puede que sea eso lo que la hace ganar fácilmente y no por el hecho de su quirk.

Me volví a reprimir mentalmente y a maldecir.

No debía subestimar a nadie y menos si esa flor me había ganado en un combate donde había dado todo de mí.

Mientras la fulminaba con la mirada tratando de encontrar algún indicio, de eso que no sabía qué era, pero que a ella le daba esa capacidad para que las personas la alabaran por sus maravillosos dotes. 

En eso nuestros ojos se encontraron de nuevo, me había pillado mirándola por varias veces, pero yo me hacía el estúpido y ella no decía nada.

Tal vez, sí se había creído mi numerito de hacerme el estúpido.

Sin embargo, esta vez no sabía por cuánto tiempo la había estado mirando, había perdido la noción del tiempo.

No sabía por cuánto tiempo había estado tocando la punta de mis pies, lo cambié por giro de cabeza, que, colateralmente me ayudara a despejar todo esto que tenía en mi cabeza.

Cuando reparé en algo que me hizo detenerme con seguramente una expresión estúpida anudando en mi rostro y deformándolo a una mueca.

Si nuestras miradas se habían estado chocando ¿era porque ella también estaba reparando en mí?

Ahora que pensaba en eso, una sensación de incomodidad me inundó por completo.

No quería que me viera como un estúpido acosador, como la cabeza de uva, esa mierdecilla andante.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora