(2) Cap 2, La calma que buscaban.

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Las gotas de agua caían sobre la cabeza de Thomas, empapándole entero, dejando caer la sangre de Chuck que tenía en sus manos, mezclándose con las lágrimas. Thomas sentía tantas emociones en ese momento que le sorprendía. Por una parte, la muerte de ese chicho de rizos morenos se había llevado un trozo de él. Verlo mientras cerraba los ojos, sin fuerzas para luchar, mientras le repetía "Gracias" era una imagen que nunca se iba a quitar de la cabeza.

Por otra parte, estaba muy feliz de haber conseguido salir del laberinto, estaba muy agradecido de que sus amigos aun siguieran vivos, de que Martinna siguiera viva. 

Se atrevió a preguntarse a sí mismo que sentía por aquella chica de pecas. ¿Le gustaba? Creo que eso estaba claro. Tan solo por la forma que tenía de mirarla se notaba que para él no era solo una amiga. Se preguntó como seria su relación antes del laberinto ¿Siempre habían sido amigos? Supuso que si ya que nunca había salido en sus sueños de otra manera. 

Suspiró sabiendo lo dificil que era tener algo en la situación en la que estaban. Había demasiado caos en el mundo como para dejar espacio al amor.

. . .

Martinna se sentó en la camilla delicadamente. Tras haberse duchado, sus ánimos habían caído de forma inmediata. Como si su cuerpo por fin habría conseguido relajarse y todas las emociones que habia estado reteniendo para mantenerse fuerte, habrían salido.

Vio como Thomas entró en la habitación y conectaron miradas. Martinna sintió que el moreno tambien estaba decaído y como ya era costumbre en ella, sintió muchas ganas de hablar con él. Vio como una chica le atendía y se obligó a dejar de mirarle. A su lado estaba Teresa, una doctora le estaba haciendo unas preguntas. Al parecer, iban a inyectarles a todos vitaminas e iban a dejarlos en las mejores condiciones posibles. Martinna aún seguía sin fiarse, pero en esos momentos no estaba en condiciones de pelear, al menos hasta que durmiera.

Mientras esperaba a que algún doctor viniera, la chica observó la sala. Su hermano, Newt estaba en frente suya y un chico pelirrojo le estaba inyectando un líquido al parecer, inofensivo. Martinna se preguntó por que les ayudaban, pero por más que pensó, no encontró ninguna respuesta lógica.

Un hombre algo mayor, de piel oscura y barba interrumpió sus pensamientos.

—Buenas tardes, Martinna. Me llamo William, soy el doctor que se va a encargar de atenderte durante tu estancia aquí. —Martinna miró al tal William. Era raro, se notaba que el hombre tenía un poder jerárquico diferente al de los doctores que estaban con sus amigos. Se veía por su uniforme, de un color diferente al de los demás, por la tarjeta que llevaba enganchada a la bata, era más elegante y más formal. Además de que su forma de andar era... distinta, como más cuidada. Será el jefe de los doctores, pensó Martinna. Aunque, ¿Por qué a ella le atendía el jefe?

—Hola, ¿Vais a inyectarme las vitaminas?

—En realidad, de eso vengo a hablarte. Viendo tu historial médico, hemos visto que algunas sustancias como hierro o calcio están más bajas de lo normal y vamos a hacerte algunas pruebas si nos lo permites. —El hombre hablaba tranquilo y transmitía calma. Martinna asintió después de unos segundos en silencio. Su sexto sentido le decía que ese hombre era bueno, o que al menos, no tenía malas intenciones. A sí que accedió.

William miró a la chica recordándose a si mismo que no tenía que actuar de manera rara, ni fuera de lo normal frente a ella, por muy dificil que fuera eso. Acomodó su uniforme poniendo su mente en claro y frío y habló.

—Está bien, empecemos. —William fue a coger unos cuantos instrumentos e indicó a una chica joven, algo así como su ayudanta, que cerrara la cortina. 

The Maze Runner: Escape [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora