(2) Cap 3, Presentimientos

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—Tsh —alguien susurró despertando a Thomas. —eh —repitió para llamar su atención. Thomas buscó de donde provenía el sonido y dedujo que venía de debajo de la cama. Con cuidado de no despertar a Martinna. que aún estaba en su pecho, salió de la cama encontrando al chico que vio en la cafetería, el que llevaba allí una semana. Estaba dentro del conducto del aire acondicionado. 

Thomas frunció el ceño ¿Qué cojones hacía ahí? ¿Por qué le había despertado? Estaba muy agusto durmiendo con Martinna.

—Entra —ordenó el chico dentro del conducto.

—¿Qué entre? —cuestionó Thomas sin fiarse. El chico asintió, se dio media vuelta y empezó a arrastrarse por los túneles. A Thomas no le quedó más remedio que seguirle, guiado por su curiosidad que no le permitía no hacerlo. —Espero que no sea una tontería o le mato —susurro para sí mismo. No le gustaba que le despertaran al dormir y mucho menos si era con la morena.

—Vamos —dijo el chico desconocido alentando a Thomas. Le hizo seguirle por varios pasillos de aquellos conductos, girando de vez en cuando a la derecha y otras a la izquierda. Thomas le paró en seco al darse cuenta de la situación.

—Oye para. ¿Qué coño hacemos? —inquirió obteniendo por respuesta solo silencio. El desconocido seguía deslizándose rápidamente.

—Vamos o nos lo perderemos —Thomas suspiró aceptando la rara situación y le siguió preguntándose a sí mismo que cojones hacía.

El chico se paró en lo que parecía una especie de ventana en el suelo del conducto.

—Ven aquí —le indicó a Thomas.

—¿Qué pasa?

—Observa —A través de la ventana se podía ver como una de las doctoras que habían estado con ellos anteriormente habría una puerta con su tarjeta. Después hizo un pequeño gesto con la cabeza dejando entrar a la habitación a unas personas que llevaban una especie de camilla con lo que parecían cuerpos. Después, la doctora tambien se metió a la habitación y cerró la puerta tras ella.

—¿De qué coño va esto? —inquirió Thomas confundido y algo asustado.

—Vienen cada noche con unos nuevos.

—¿Y qué hacen con ellos? ¿Lo sabes?

—Ni idea. Solo he llegado hasta aquí. Los respiraderos no llegan hasta esa sección. Pero una vez que cruzan esa puerta, no regresan. Nadie ha vuelto a salir de ahí, jamás. —Thomas se quedó bastante sorprendido. Sus sospechas eran reales. Algo raro había en ese lugar.

Después de eso, el chico le indicó que tenían que irse de allí. Thomas no se contuvo a preguntarle por qué se lo había enseñado a él. El chico respondió que a él sí que le harían caso. Y que ambos sabían que algo raro pasaba. Tambien le dijo su nombre, Aris.

Cuando Thomás volvió a la habitación vio que todo seguía como antes. Vio a Martinna durmiendo plácidamente. Tenía el pelo revuelto y se veía realmente adorable. Con mucho cuidado, se metió de nuevo en la cama, bajo las sabanas sin despertar a la chica. El aroma a vainilla le invadió y como si el cuerpo de la de pecas sintiera que Thomas había vuelto, se acurrucó de nuevo junto a él. Thomas no pudo evitar sonreír. Se dedico a apreciar el momento e intentó dormir, pero lo que había visto le tenia demasiado inquieto. En cuanto despertaran, se lo contaría a todos.

. . .

—¿Viste... cuerpos? —preguntó Minho incrédulo. Después de que todos despertaran, Thomas les reunió en su cama para contarles los sucesos de esa noche. A nadie se le había pasado por alto que Martinna y él habían dormido juntos, pero nadie comentó nada. Newt se recordó a si mismo que quería hablar con el moreno.

The Maze Runner: Escape [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora