(2) Cap 9, Decisiones.

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—Increíble plan chicos. —dijo Minho. Resulta que ahora mismo se encontraban boca abajo, colgados de los pies a unos 3 pisos del suelo. Literalmente cómo si fueran carne colgada en un congelador. Martinna rodó los ojos ante el comentario. Era obvio que no tenían que haber entrado allí. Los métodos que tenían allí prara que la gente no escaparan eran raros —"vamos a escuchar lo que nos cuenta el tío" —se burló.

—Cállate Minho —farfullo Thomas. —A ver si consigo alcanzar la cuerda—el moreno intentó doblar su tronco para agarrar la cuerda que los tenía colgados de los pies, pero no logró más que hacer reír a las dos chicas. Thomas las miró intentando hacerse el ofendido.

—No puedes negar que la situación es cómica —se excusó la de pecas conteniendo la risa.

—Martinna, Teresa, un poco de seriedad, no sabemos si estos hombres nos quieren matar. —comentó Newt siendo el único serio de la situación. Justo cuando las chicas iban a responder, Jorge apareció en la sala. Las chicas se pusieron serias al instante.

—¿Os gustan las vistas? —cuestionó con tono sarcástico. A nadie le gustó ese comentario, solo consiguió que el grupo se enfureciera más.

—¿Qué coño quieres? —inquirió Thomas enfadado. El hombre rio.

—Esa es la cuestión. Mis hombres quieren revenderos a cruel, la vida les ha hecho pensar en pequeño. Pero yo no soy así. Y algo me dice que vosotros tampoco.

—¿Se me está subiendo la sangre a la cabeza o ese pingajo solo dice tonterías? —preguntó Minho provocando de nuevo la risa de Martinna que ni si quiera se preocupó en ocultar. Jorge los ignoró, siguiendo con su discurso.

—Contadme que sabéis del brazo derecho.

—¿No has dicho que eran fantasmas? —habló Newt.

—Yo creo en los fantasmas. Sobre todo cuando los oigo hablando por radio. — Jorge se colocó al lado de la palanca que controlaba las cuerdas en las que estaban colgados. —Contadme lo que sabéis, y quizá lleguemos a un acuerdo.

—Nosotros... no sabemos mucho —confesó Martinna. Jorge no les creyó, bajando la palanca, dejando caer unos metros a los chicos para asustarlos.

—¡Vale! ¡Vale! —aceptó Thomas—Se esconden en las montañas, y atacaron a cruel. Se llevaron a un grupo de chavales. Es todo lo que sabemos —Cuando el hombre iba a contestar, uno de sus guardaespaldas llegó interrumpiéndole.

—¿Pasa algo? —cuestionó.

—Solo estábamos conociéndonos mejor. Ya hemos acabado. —musitaron dirigiéndose a la salida.

—¡Oye espera! —voceó Martinna —¿No vais a ayudarnos? —Jorge la miró con una sonrisa, burlándose de ellos.

—No te preocupes hermana, os llevaremos a donde debéis estar. No os vayáis —decretó marchándose de la sala, dejándolos solos.

. . .

—Thomas ayúdame —dijo Martinna mirando como el moreno ya habia acabado de desatarse. Habían estado empujando el cuerpo de Teresa para que ella pudiera llegar a la palanca y tocar suelo para quitarse las cuerdas. Y cuando ella se soltó, comenzó a soltar a los demás.

Thomas se acercó a la morena y le tendió una barra de hierro para que la cogiera y así podrían acercarse para liberarla. Una vez que estuvieron a suficiente distancia, Thomas desató sus manos a la atenta mirada de Martinna. Después, la cargó para desatarle los pies y que no cayera. Una vez libre, Martinna le sonrió agradecida.

—¿Estas bien? —inquirió el de lunares para asegurarse con rapidez antes de seguir con los demás.

—Sí —dijo con la respiración agitada por el esfuerzo. —¿Y tú? —preguntó la chica agarrándole suavemente de la cara, inspeccionandole por si había algo de lo que se tuviera que preocupar —Tienes sangre —murmuró encontrando una herida algo profunda en su pómulo izquierdo.

The Maze Runner: Escape [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora