(2) Cap 12, Cuando por fin iba todo bien.

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Martinna y Thomas se encontraban el uno junto al otro, sentados, abrazados sin saber todo lo que se les vendría encima. Sin saber todo lo que les quedaba por luchar. Todas las lágrimas, los gritos, la sangre que iban a derramar.

—¿No escuchas algo? —inquirió Martinna al oír una especie de ruido de fondo más alto que hace unos segundos atrás. Thomas agudizó su oído, escuchando el sonido que cada vez se hacía más fuerte, como si se aproximara a ellos.

—Sí, lo escucho —respondió el de lunares. Ambos chicos se levantaron, dispuestos a buscar de donde provenía aquel extraño sonido.

—Mucho nos había durado la tranquilidad —comentó Martinna medio riendo. El chico iba a reír con ella por sus palabras, pero vio algo a lo lejos que le desconcertó por completo. Martinna al ver su cara, habló —Thomas ¿pasa algo? — cuestiono mirando hacia la zona en la que miraba el chico.

En cuanto lo vio, contuvo el aire por el miedo. Eran helicópteros, de ahí venía el ruido. Y se estaban acercando al campamento.

—No —murmuro la chica negando con la cabeza. Thomas reaccionó, y agarró su mano haciéndola reaccionar para empezar a bajar de la montaña en la que estaban. La bajaron corriendo, dispuestos a avisar a todos en los pocos segundos que quedaban antes de que los helicópteros llegaran a la zona.

Cuando estuvieron abajo, fue demasiado tarde. El tiempo no les daba para avisar a nadie. Ni si quiera para ellos poder prepararse. Por que la aeronave ya había lanzado una pequeña bomba, causando una explosión justo en el centro del brazo derecho.

El cielo se volvió rojo durante unos segundos por el fuego, miles de gritos se empezaron a escuchar y un montón de personas murieron al instante. Martinna gritó por miedo, deseando que ninguna de esas personas fueran su hermano, Minho o Fritanga.

Al instante se preguntó como había averiguado Cruel que el brazo derecho estaba allí y su mente rápidamente le trajo la imagen de Teresa, diciendo que entendía por que trabajaba para ellos, recordando a todas las familias que necesitaban la cura... Había sido ella.

—¡NO! —gritó Thomas al ver como otra de sus bombas caía al campamento. El chico y la morena se miraron, sabiendo que había que salir de allí y encontrar a sus amigos. Ni si quiera tuvieron tiempo de sentir pena por todos los demás.

Cuando llegaron a la parte principal del campamiento corriendo, se encontraron con un guardia de cruel en frente de ellos. Llevaba una pistola en la mano, dispuesto a dispararles sin sentir ni un poco de remordimiento y ellos desprotegidos. Thomas al instante cubrió el cuerpo de Martinna poniéndose delante de ella.

—Justo a los dos que quería encontrar —habló el guardia con una sonrisa burlona. En cuanto acabó la frase, Thomas se abalanzó contra él queriendo quitarle la pistola. El guardia, para mala suerte de ellos, tenía bastantes reflejos y pudo esquivarle sin apenas esfuerzo. Pero el puñetazo de Martinna no se lo vio venir, dejándole con la guardia baja unos segundos. Thomas aprovecho el gesto de la chica para ahora sí, quitarle el arma al agente.

Antes de dispararle al guardia apuntó al suelo para comprobar si eran balas reales, dándose cuenta de que tan solo eran eléctricas. Después, disparó al chico, dejándole en el suelo.

—Bien hecho Thommy —murmuró la chica con la respiración agitada, levantando la mano para que el chico chocara los cinco. El moreno los chocó, respondiendo un "igualmente".

Corrieron hacia la zona donde se había lanzado la primera bomba para buscar a sus amigos. Y no tardaron mucho en encontrarlos. Estaban ellos tres junto a Vince y Harriet justo en el medio del campamento, alrededor de una furgoneta que les permitía cubrirse y disparar a los guardias. Martinna respiró aliviada al verlos vivos y sin daños.

The Maze Runner: Escape [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora