(2) Cap 8, intentando sobrevivir.

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Rápidamente se les hizo de noche y acamparon de nuevo, entre escombros. Martinna junto a Newt hicieron un fuego. La chica tuvo que aprender a hacerlo en su mes sola en el área ya que no tenía ni fuente de calor, ni luz en la noche. Estuvo horas fallando y volviéndolo a intentar hasta que lo consiguió. Tras los meses, su hermano le vio hacerlo para una hoguera y le pidió que le enseñara.

Al acabar de hacer la hoguera, todos se sentaron alrededor de ella para entrar en calor. Martinna se sentó junto a Newt y Thomas. Había un ambiente raro entre el grupo. Todos estaban tristes y confusos.

—¿No éramos inmunes? —inquirió Minho, jugando con un trozo de madera entre sus manos.

—Tal vez es que todos nosotros, no lo somos —supuso Teresa remarcando el "todos". Newt y su hermana se miraron, si lo que Teresa decía era verdad, todos corrían demasiado peligro.

—Si Winston ha podido infectarse deberíamos suponer que los demás también podemos. —habló Newt.

—Yo...nunca pensé que lo diría —dijo Fritanga en voz baja, casi con miedo —pero echo de menos el claro. Todo el ambiente se volvió más triste, porque lo más posible es que muchos más se sintieran identificados con lo que el chico acababa de decir.

Martinna se sintió verdaderamente mal, porque se suponía que salir del área iba a ser lo mejor, y que después de eso todo iba a ir bien, que lo malo era el claro. Pero fue totalmente al revés. Y no solo era la muerte de Winston, sin siquiera poder evitarla, también fue la de Ben, la de Chuck...La de Alby. ¿Qué harían si alguien más moría? Martinna estaba segura de que no iban a aguantar.

Sin darse cuenta su cara se empezó a llenar de lágrimas de nuevo, intentó quitárselas rápidamente para que su hermano no se diera cuenta, pero fue demasiado tarde. El rubio le pasó el brazo por los hombros, atrayéndola hacia sí.

—Estamos juntos en esto Marti. —susurró, solo para que ella lo escuchara.

. . .

Cuando todos se despertaron, tuvieron una especie de "desayuno" durante cinco minutos donde lo único que hicieron fue beber el poco agua que les quedaba y comer alguna que otra lata que guardaron aquel día en sus mochilas. Después, el grupo se puso en marcha de nuevo.

Estuvieron andando todo el día y toda la tarde, sin formular palabra, hasta que llegó la noche. Ni si quiera tenían un lugar en el que acampar, estaban literalmente en medio del desierto, así que simplemente se tiraron en el frío suelo, e intentaron dormir.

Martinna y Thomas, como ya era costumbre en ellos, seguían despiertos. Ambos estaban sentados junto al otro, Martinna buscaba desesperada una goma de pelo en su gran mochila, enfadada al no poder encontrarla. Pero en realidad frustrada por haber estado todo el día camino al brazo derecho sin haber podido encontrarlo. Con hambre, sed, cansancio e incertidumbre.

—¿Dónde coño está la linterna? —preguntó a nadie en concreto, rebuscando con rapidez. Thomas la miraba preocupado, comprendiendo como se sentía. Puso su mano encima de la de ella, dandole un suave apretón, haciendo que la chica parara y le mirara.

—Ey,  —susurró mirandola a los ojos. —tranquila, mañana con la luz del sol la buscaremos mejor. —Martinna suspiró levemente, sabiendo que igual se había exasperado un poco y asintió. —Encontraremos al brazo derecho —dijo con seguridad, agarrandole del mentón haciendo que le mirara y queriendo calmarla. —estoy completamente seguro.

Martinna olvidó la frustración y el cansancio que tenía al ver a Thommas intentando ayudarla. Le pareció muy tierna la manera en la que le miraba y como agarraba su mano con delicadeza .

The Maze Runner: Escape [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora