Amando al... ¿Enemigo? [HICCSTRID]

Sol

(1 mes después)

Marzo 10

Martes

ASTRID

Mi cuerpo temblaba de frío mientras me quedaba cada vez más expuesta al ambiente fresco de la mañana.

Toqué con mis dedos el agua de la ducha que llevaba cayendo desde hace un par de minutos. Estaba en el punto exacto.

Luego de cepillarme los dientes y terminar de colocar mi toalla en un lugar que pudiera alcanzar cuando terminase, entré al pequeño cubículo.

El agua empezó a caer suavemente sobre mi cuerpo.

Flashback

- ¿Y si nos sale mal?- pregunté

-No pasará- me aseguró

-¿Vas a cargar con la culpa y soportarás el castigo del destierro social?-

-¿Te gusta ponerle toque dramático a todo, cierto?- Me encogí de hombros sonriendo dando un "sí" con ese ademán.

- Claro, cargaré con la culpa- aceptó.

Fin del flashback

Abrí los ojos nuevamente.

Fue como si justo en este día y en este momento mi conciencia vagara por los rincones de mi mente. Como si fuese una mini-yo dentro de una casa, abriendo cada puerta del lugar con curiosidad sobre qué podría encontrar luego de haber permanecido perfectamente en paz en la sala de estar viendo la televisión.

Ese recuerdo, ese sentimiento... ¿Cómo podría olvidarlo?
Fue cuando ese inocente juramento de "socios" dio paso a lo que fue el universo de emociones.

<<Tal vez sea mejor seguir>>

Tomé el Shampoo que estaba sobre una pequeña repisa debajo de la cabeza de ducha. Coloqué una generosa parte de la sustancia cremosa de color azul y aroma a moras para después disponerme a colocarlo sobre mi cabeza mientras masajeaba.

Flashback

-¿Señorita Astrid, está bien?-

Era la 3era vez que alguien de servicio llamaba para saber si mi estado aún era óptimo. Y no esperaba menos tomando en cuenta que llegué a las 9:00 am a casa gracias al hermano de Heather, Dagur, quién se ofreció a traerme de regreso cuando mi amiga de ojos verdes le llamó estando conmigo y las chicas fuera de la escuela aún consolándome.

Había mentido al director que tenía una infección en el estómago y me dejó ir con permiso médico. Gracias al cielo no me envió a la enfermería, supongo que mi llanto le espantó para preferir que estuviese en la comodidad de mi hogar.

-Nana, estoy bien, de veras- dije desde mi cama donde mi cuerpo yacía recostado mientras Tormenta estaba acurrucada a mi lado y yo le acariciaba el lomo.

-Está bien señorita Astrid, le aviso que su madre vendrá a comer a las dos de la tarde así que lo más probable sea que quiera verle-