Amando al... ¿Enemigo? [HICCSTRID]

La decisión del Alfa

HIPO

Luego de regresar a Berk, Astrid y yo tomamos caminos separados. Aún nos quedaban muchas vacaciones, así que nos la pasamos cada quién con sus amigos y todo estaba bien.

En realidad, durante ese tiempo me sirvió para hacer conciencia de muchas cosas:

1- Estaba a nada de terminar el tercer año de preparatoria (a finales de Mayo) y comenzar la universidad. ¿En serio quería seguir siendo un solitario casanova?

2- Las fiestas comenzaban a aburrirme cuando me daba cuenta que lo único de lo que me sacaban tema de conversación las chicas era si hacía ejercicio o si era cierto que había incendiado la laptop del profesor Figg lo cual hizo que se salvaran todos de un exámen de química tremendo (lo cual no hice).

3- Iba a asistir a la universidad y obviamente comenzaría con las prácticas en el trabajo de papá. Me prepararía para ser un adulto y estar frente a la prensa, así que no era relevante en mi currículum decir: fui rey de la preparatoria.

4- Estaba madurando.

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Febrero 6

Jueves

Habíamos regresado a la escuela hace apenas tres días, y sentía una presión enorme de lo que había pensado en mi cabeza durante las últimas semanas. Mis amigos estaban bien y más animados que nunca, inclusive los vi siendo amables con las Queen B; y cuando digo amables me refiero a que no las vieron con odio en ningún momento.
Parecía que todo me salía a favor para lo que me había decidido hacer.

Pero antes...
Necesitaba a mi mejor amigo.
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Patapez y yo quedamos de ir después de clases a jugar un rato en la biblioteca en la sección de libros de biología.
Gothi, la dueña de la biblioteca, era una mujer de la tercera edad; su cabello es blanco y peinado en dos trenzas francesas, sus vestuarios consisten en vestidos color beige y un bastón negro (al igual que sus zapatos) que le ayudaba a caminar. Era muy sabía y amable.
Antes de conocer a los chicos, Patapez y yo pasábamos horas ahí jugando quizzes sobre plantas, animales mitológicos, los cómics más vendidos en la época actual, etc.

Sí, somos muy geeks.

Con el tiempo, Gothi se encariñó con nosotros y comenzó a darnos trato especial.
Nos dejaba quedarnos después de la hora de cierre, nos regalaba los libros que quisiéramos y hasta nos dejaba llevar comida cuando íbamos a las mesas de estudio, pero sólo si le dábamos un generoso aperitivo a ella también.

A pesar de crecer y ganar popularidad con esto de la escuela, Patapez y yo prometimos ir al menos una vez al mes y jugar nuestras cosas nerds.
Incluso después de mi regreso de España, aún seguíamos con la tradición.

Les dijimos a los chicos que iríamos al trabajo de mi padre para ayudarlo con una mudanza de papeleo en su almacén, para que así no tuvieran tentación de decir "los acompañamos".

Dejamos el auto en el estacionamiento de la gran empresa de mi papá y luego caminamos con nuestras mochilas hacia la calle de enfrente.