6. Necesidad

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6. Necesidad

No se pudo resistir.

Ese día no pudo, sin más.

Hasta entonces había sido capaz de aguantar las ganas de acercarse a la reciente armadura dorada que ahora pertenecía a Aspros y acariciarla. No lo había hecho, pese haber sentido la tentación de saber qué tacto transmitía ese oro que alumbraba a Aspros, y que a él le agrandaba la sombra bajo la que vivía.

Hacía años que se cubría el rostro con un bozal, aunque las ansias de respirar aire puro le tentaran la sumisión adquirida a base de miedos y amenazas. Lo soportaba con una estoicidad envidiable...e incomprensible. Pero lo hacía, atándose a la promesa que tiempo atrás la voz de Aspros había esculpido en su corazón.

La abnegación de Defteros ante todas las perrerías que le presentaba la vida era tan inquebrantable como dolorosa, pero ese día su corazón se estrujó al ser conocedor de la nueva situación que iba a vivir el Santuario. Su alma respiró novedad y su curiosidad le ganó el pulso a la mansedumbre.

Ese día llegaba un nuevo Caballero. Un chavalín debilucho, extranjero y ciego.

La armadura de Virgo le pertenecería sin tener que luchar por ella, y ya entonces ese muchacho comenzó a ser burlado y menospreciado por los demás Caballeros y aspirantes a ello. Temido, quizás...

Todo el mundo hablaba del recién llegado.

Le observaban de lejos y con recelo.

Le juzgaban sin conocerlo.

Y allí Defteros se rindió por primera vez a uno de sus más inocentes deseos.

Ese día, el menor de los gemelos experimentó la necesidad de arriesgarse hasta Virgo.

Necesitó acercarse a él, espiarle en silencio desde el cobijo de sus aliadas sombras.

Le urgió sentirse próximo a alguien...

...e imaginárselo amigo.

30 drabbles y viñetas para DefterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora