30 drabbles y viñetas para Defteros

8. Calor

8. Calor

Mediados de agosto.

Cuatro de la tarde y el sol resplandeciendo en lo alto del cielo, cegando el horizonte. Abrasando la tierra. Aletargándole a él.

No soportaba el verano...Y cuanto más pasaban los años, menos podía lidiar con esos meses que vestían su piel de sudor, que le asentaban un desagradable aroma en el cuerpo y que lograban que la carga de la máscara fuera aún más insoportable.

Necesitaba desprenderse del fuerte olor que brotaba por los poros de sus axilas, lavarse el rostro con agua que no escociera como lo hacía la del mar, acicalarse esa larga y salvaje cabellera que siempre jugaba a esconderle la triste mirada.

El Templo de Géminis poseía unas apetecibles termas, y aunque Aspros no le impedía usarlas durante las horas prudentes vigiladas por la luna, era entonces, en plena tarde, cuando a Defteros le urgía bañarse.

Hacía días que no había subido la colina sagrada de Athena. La última vez que había buscado la compañía de aquél al que quería creer amigo había acabado enojado con él. O quizás más consigo mismo. El rasguño que las palabras de Asmita habían impreso en su frágil amor propio aún no se había borrado, pero era mediados de agosto...Cuatro de la tarde y hacía calor...

Las telas de su camiseta azul se adherían a su cuerpo, el simple gesto de alzar los brazos le ofendía a su propio olfato y unas terribles ganas de cortarse las greñas comenzaban a tentarle la mente si no hacía algo al respecto.

No hubo mucho más que pensar después de aceptar su miseria y tragarse el débil orgullo que latía en su pecho. En el Sexto Templo también había termas. Y algo parecido a un amigo con el que compartir sombras y soledad...

Mucha soledad.

Asmita parecía estar muy cómodo sin amistades entre sus compañeros de armas, aunque curiosamente no rechazaba su compañía.

Defteros suposo que no le importaría dejarle tomar un baño. Y lavarse el cabello. Y los sobacos. Y enjabonarse cada palmo de su cuerpo, sintiéndose casi un dios disfrutando de ese momento en secreto.

A fin de cuentas, era agosto, hacía calor y le urgía hacerlo...

...purificarse el alma con un baño de cuerpo entero.