30 drabbles y viñetas para Defteros

9. Húmedo

9. Húmedo

Asmita no se negó en la primera ocasión que Defteros acudió a su templo en busca de un imperioso aseo.

Tampoco en la segunda.

Ni en ninguna de todas las que, día tras día, convirtieron la ocasión en rutina. Durante esos preciosos momentos de lavado corporal y anímico Asmita se mantenía en la prudente distancia, meditando.

Siempre meditando.

O éso afirmaba el silencioso y exótico Caballero de Virgo, aunque a Defteros le divertía imaginárselo dormido, completamente vencido por el sofocante calor veraniego que ocultaba a todo el Santuario bajo sus respectivos techos.

Desde el amparo de las limpias aguas Defteros observaba de refilón la hierática figura de Asmita, sentada en esa posición que al gemelo se le antojaba tan incómoda como particular. Con el paso de los baños había descubierto que le gustaba espiarle esos supuestos aires de divinidad que le habían adjudicado sus recelosos compañeros, proponiéndose hallar algún detalle, alguna imperfección que lo definiera humano.

La ceguera no entraba en ese juego. Virgo le había demostrado que incluso podía tratarse de una virtud que le ofrecía visión ahí donde los sentidos de los demás carecían de poder. No...ser ciego no le hacía humano. No como él necesitaba descubrirle.

Defteros frunció el ceño sin dejar de observarle, escudriñando esa silueta de frágil apariencia, despojada de armadura y vestida únicamente con esas telas livianas y extravagantes, procedentes de horizontes lejanos.

Nada...no había error, no hallaba el fallo. O no lo halló hasta que sus ojos se fijaron en la pátina de sudor que cubría su piel, en la inusual escasez de ropa, en los cabellos recogidos sobre la nuca, en las hebras doradas adheridas en su sien...

Asmita lucía un aspecto húmedo y un tanto desaliñado, impropio de una divinidad.

Defteros sonrió para sus adentros, complacido ante la comprobación que el verano griego era justo.

Al menos les trataba a todos por igual.