30 drabbles y viñetas para Defteros

20. Describir

20. Describir

Se había empeñado en describirle a Asmita todo lo que le cruzaba por la cabeza. Inconscientemente daba por hecho que el guardián del Sexto Templo ignoraba cómo eran demasiadas cosas, dada su condición de ciego. Quería que percibiera el mundo tal y como lo conocía él. Tenía una extraña necesidad en compararle el color del cielo despejado con el del mar en calma, el de las rosas del famoso jardín de Piscis con el de la sangre que inundaba las venas de todo ser humano, el del oro de las armaduras que lucían los elegidos con el del Sol descarado de pleno agosto.

Incluso a veces optaba por describirle el físico de los demás Caballeros Dorados, y lo que según él se presentaban como sus virtudes y debilidades.

Le contaba que al bonachón de Hasgard de Tauro le gustaba beber, porque había descubierto algunos botijos con licor en su templo, y cuando a veces visitaba a Aspros traía consigo alguno del que daban cuenta ambos, acabando en charlas y carcajadas que, por qué no admitirlo, a veces envidiaba.

De Cáncer había podido saber que tenía cierto apego al tabaco, y que su carácter era un poco rebelde, aunque le caía bien.

Aries aún no había aparecido, y Leo tampoco.

De Libra no sabía nada, y tampoco le importaba mucho, y Escorpio era un tipo bien parecido, algo engreído también.

Le explicaba que Sísifo era un ser noble, muy amigo de Capricornio. Describir su relación de compañerismo y amistad le dolía, aunque deseaba creer que al fin él también había conocido algo semejante, si es que su relación con Virgo se podía designar de alguna manera en concreto o simplemente, salía de toda norma.

Piscis era un chico distante, casi nunca visto, así que poco podía decir de él a excepción que los alrededores de su templo bullían en ese color que Asmita era incapaz de aprehender, y Acuario era la descripción de la elegancia, sobretodo en sus refinados modales.

Asmita escuchaba y sonreía por lo bajo ante las apreciaciones de Defteros de algunos de sus compañeros, aunque le dolía que excluyera de su palabrería a determinados sujetos; Aspros era obviado, y el mismo Asmita también.

Virgo pasó por alto estas dos omisiones, primero porqué no se sentía cómodo sabiéndose estudiado y descrito, aunque fuera Defteros quién lo hiciera a modo de pasatiempo, y de Aspros sabía que el gemelo menor sólo tenía palabras de admiración. Una admiración y devoción tan ciega como lo eran los ojos del propio Asmita.

Aún así seguía quedando alguien pendiente de revisión, y la lengua afilada del joven hindú volvió a salir a la luz.

"Y ahora...¿por qué no te describes a ti?"

Defteros enmudeció ante el planteamiento de tal cuestión. Nunca se había planteado que él mismo podía ser objeto de ninguna definición que le convirtiera en algo o alguien, y su garganta se cerró cuando Asmita le tomó del rostro y preguntó: "¿Te describes tú o lo hago yo?"