𝑐ℎ𝑎𝑝𝑡𝑒𝑟 𝑡𝑤𝑜

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𝐵𝑟𝑖𝑑𝑔𝑒𝑟𝑡𝑜𝑛 𝐻𝑜𝑢𝑠𝑒

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𝐵𝑟𝑖𝑑𝑔𝑒𝑟𝑡𝑜𝑛 𝐻𝑜𝑢𝑠𝑒



—¿De verdad te dijo eso?

—¡Y luego me acusó de abordarle! —contestó Daphne con un grito ahogado— Ni siquiera tuve la oportunidad de explicarme. Se limitó a desprestigiarme con esa... sonrisa arrogante. ¡Incluso insinuó que fuera una desesperada!

Escuchando el relato de su hermana, quien había protagonizado un accidentado encuentro con el mismísimo Duque de Hastings, Simon Basset, Diana se sintió profundamente identificada. Ambas se encontraban en las cocinas del hogar familiar pasada la media noche, acabando con las pocas pastas que Cook había preparado el día anterior —las favoritas de Hyacinth, como tantas veces había recalcado la niña—. Cuando la rubia vio la cara de espanto que portaba Daphne en el carruaje de vuelta, supo que algo había sucedido. Solo fue cuestión de tiempo, cuando ambas se despojaron de sus finos ropajes y se fueron a dormir, que Daphne se escabulló hacia el dormitorio de su melliza con la intención de relatarle su encuentro con el duque.

—¿Comprendes ahora por qué no quería vivir esto? —dijo Diana tras unos segundos de silencio, tal vez en un tono más elevado del que le habría gustado— Todos los hombres se piensan que pueden tratarnos como si fuésemos piezas insignificantes en un tablero de ajedrez. Y solo por ser debutantes... No, de hecho, por ser mujeres.

—Que el Duque de Hastings sea un engreído y un maleducado no convierte a todos los hombres en iguales, hermana —respondió Daphne mientras servía al mismo tiempo la leche que había calentado su hermana—. Además, deberías haber visto su cara cuando Anthony apareció. Al parecer, nuestro hermano disfrutó de la compañía del duque durante años.

—Déjame adivinar. Oxford, ¿no es así?

—Así es. ¿Es que resulta tan evidente?

—No. Bueno —murmuró Diana, notando como los ojos de su melliza se agrandaban—... No me malinterpretes, hermana. Conoces mi debilidad por Anthony, pero ambas sabemos qué tipo de compañía mantenía en sus días de universidad. Además...

—¿Además? —repitió Daphne cuando la rubia permaneció en silencio— Diana, hay algo que no me estás contando, ¿verdad?

La susodicha maldijo por lo bajo antes de volver a mirar a su melliza. Sabía lo pasional que era Daphne ante todos los aspectos de la vida, no solo porque había compartido cada segundo de su existencia con la pelirroja, sino también porque ambas compartían esa cualidad —con la excepción de que Daphne se lo llevaba a lo personal y Diana... Bueno, Diana ignoraba todo aquello que no le proporcionara un ápice de satisfacción—. Lo último que quería la menor de las hermanas Bridgerton era disgustar aún más a Daphne. Pero intentar ocultarle lo sucedido sería en vano.

—Ese... caballero con el que me encontraba antes de que Anthony dijera que debíamos irnos —

—El duque de Brighton —interrumpió la pelirroja con el ceño fruncido, asegurándose de que ambas pensaban en el mismo hombre. Por un momento, le confundió que su hermana se dirigiera hacia tan distinguido caballero con tanto veneno en su voz.

𝐈𝐟 𝐈 𝐦𝐚𝐲, 𝐌𝐢𝐬𝐬 𝐁𝐫𝐢𝐝𝐠𝐞𝐫𝐭𝐨𝐧 | 𝐫𝐞𝐠𝐞𝐧𝐜𝐲 𝐞𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora