>>Capítulo 26<<

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Mientras, todo el lugar dormia, los vigilantes recorrían los alrededores del Orfanato, dividiendose en equipos de dos.

-¿Escuchaste eso?- preguntó uno de ellos alarmado por el crujido de ramas.

-Debe ser un gato- respondió despreocupado su acompañante, antes de caer al piso por un fuerte golpe.

-¡Amigo!- gritó para tomar su radio temblorosamente para pedir ayuda, sin embargo, el también cayó al piso.

-Miau- se burló un azabache para luego reir y tomar las llaves del bolsillo de los guardias.

-Bien hecho Kojiro- felicitó su hermano para esconder a los dos guardias y entrar por una ventana.

Ambos chicos caminaban en punta, Kojiro guiado por su hermano. Llegando a la bodega, utilizaron las llaves y se adentraron en silencio.

Guiados por letreros, caminaron hasta un pasillo llamado "expedientes" y buscaron entre las letras, llegando a la B.

-Si estamos seguros de ser esos niños, ¿Porqué buscamos esos archivos? ¿No podemos ir con los Utonium y ya?

-Tú mismo lo sabes- respondió Momotaro -Estamos seguros de serlo, pero lo confirmaremos aquí y tendremos las pruebas necesarias para que nos crean, ademas tal vez averiguemos como es que pasamos de estar aquí, a terminar con Him. La señorita Kein también confirmo que en los archivos estaria la noticia completa de los accidentes.

Dedicaron un buen rato, tratando de encontrar sus nombres, hasta que dieron con ellos, y con el de los Utonium. Sacaron todos y con una linterna se dispusieron a leer todo lo que venía.

Describía su primer Orfanato, la forma en la que fueron encontrados, un golpe para ambos, recordando a su verdadera familia. Seguían leyendo hasta ver como terminaron en el Orfanato Central, como conocieron a los demás, relataba concursos, festejos, se sorprendían por la gran cantidad de información. Con un rollo de tinta que habían traido colocaron sus huellas justo a lado de las antes puestas, desde que fueron encontrados, comparando ambas. No era necesario hacerlo para confirmar que eran aquellos chicos que el mundo creyó, muertos, pero tenían miedo de no serlo, no saber nada de su pasado, volver al inicio y aceptar que su vida era junto a Him, lo cuál claramente no es y nunca será así, se encargarian de ello.

Prosiguieron con los periódicos arrugados y desgastados. No decía nada relevante, solo mantenían los apellidos de las personas que los adoptaron, aquello si les interesaba pero no revelaba mucho de las familias, por lo que guardaron los papeles, incluso el que correspondía a su hermana. Lo único que faltaba por revisar era una memoria sin nombre en la caja de Momotaro.

La ingresaron en su teléfono curiosos, reproducio lo que parecía ser un video, empezó en un edificio, un hombre vestido totalmente de negro entró a la oficina principal, agregando un polvo a una taza para luego desaparecer de camaras. El dueño de la oficina volvió, bebió de la taza y poco después quedó dormido, cortaron la grabación y adelantaron las horas, un pelirrojo con gorra y una mujer ingresaban a un edificio, recorrían el lugar, y al encontrar al hombre corrieron preocupados, gritaban un par de cosas hasta que todo explotó, Momotaro cerró los ojos, le dolía recordar eso.

-Eres tú- susurró Kojiro para si mismo, colocó su mano en el hombro del ojirrojo en señal de apoyo.

Se animaron a seguir observando tal video, poco después de la explosión el mismo hombre de negro apareció otra vez en la cámara para recojer al niño y dejar de ser visible nuevamente.

Prosiguió en una carretera, una vagoneta blanca se detuvo en un parque, apareció nuevamente otro hombre de negro, que abrió el motor del auto, movió algunas cosas y se largo. Se mostró el auto en la noche, sufrir un grave accidente del que salió una mujer y una niña rubia, pero otra explosión detuvo su escape, después de no ver más movimiento apareció el responsable cargando a la pequeña y acompañado de él, Him.

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