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>>Capítulo 25<<

MIYASHIRO
Que Momoko se encontrara con la persona del antro ya era una gran casualidad, pero que Kaoru también me hacia sospechar que tal vez yo vere a Yakomi. No lo voy a negar, me parece una gran persona, pero, sería demasiado extraño encontrarla en el Orfanato Oeste, porqué ahí es donde me falta revisar.

Al entrar al lugar salude a la subdirectora, quién alegremente me invitó a la cafetería para que pasara el rato. Era una mujer ya mayor, pero vaya que tenía energía para seguir ayudando en este lugar. Me contó ciertas cosas, como que llegaron nuevos ayudantes para los maestros.

—Ahora, tenemos jardín— habló tranquilamente —muchos alumnos lo solicitaron y porfin lo tenemos.

—¿Quién lo cuida?— pregunté algo felíz porque este lugar va mejorando.

—Las maestras se turnan, pero hoy llegó una jovencita que lo cuidará todo el día.

—¿Puedo ver el jardín?

—Claro

No solo lo hice por curiosidad, algo me afirmaba que ahí encontraría a Yakomi, después de llegar y ver una chica rubia con dos coletas bajas, no lo creí, por un segundo, pensé que era Burbuja. Hasta que volteó y nuestras miradas chocaron, volviendo a la realidad.

—Hola Yakomi— traté de ser amable, a pesar de que su presencia era sospechosa para mí.

—Hola Miyashiro— habló de forma tan tranquila, dulce, que me hizo sentir seguro.

—No esperaba verte aquí— mentí

—Yo tampoco, pero estoy de voluntaria para ayudar en este lugar.

Observé los alrededores, claramente lleva varias horas aquí, plantó rosas, tulipanes, violetas, cactus, hortensias, sus guantes y overol llenos de tierra la delataban, de cierta forma se veía muy tierna.

—Me recuerdas a alguien— hablé sin pensar, pero solo sonrió lo cuál me confundió un poco —Dejame ayudar.

Estar con ella era como viajar en el tiempo, al pasado donde todos eramos inocentes y a pesar de todo felices, sin esperar una cruel realidad, parecía que ella hacia esto desde siempre, era tan precavida y al mismo tiempo hábil al momento de tratar con plantas. Era claro que me recordaba a Burbuja en todo sentido, incluso con las coletas que lleva, por un momento olvidé mi misión y me dejé llevar, pasar el tiempo con ella me brindaba calma, una que extrañaba. Miré las hortensias y después mi pulsera, creó que fue por un largo rato, que ella notó.

—Bonito brazalete— habló a espaladas regando las flores, recien plantadas.

—Me lo regaló una persona muy especial, que se ha marchado.

—¿La extrañas?

—Cada día— dije al instante, hasta que oí un pequeño sollozo, camine hacia Yakomi precupado —¿Estas bien?

—S-sí— dijo con dificultad —Solo, tengo tierra en el ojo.

Acaricie suavemente su cabeza y la envolví en un abrazo, ella solo quedaba en silencio dejandose consolar. Cerré lo ojos recordando que está era la misma forma en la que calmaba a Burbuja, esto era demasiado. Cuando logró calmarse, nos separamos lentamente, y miramos el rostro del otro con ternura. Respire hondo y me dispuse a hablar.

—¿Quién eres?— las palabras salieron solas, algo no cuadraba, porque era tan similar a Burbuja.

—Miyashiro— sonó como súplica, algo no queria decirme.