Capítulo 6

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Capítulo 6

Chispas no decía nada y yo no entendía qué estaba sucediendo

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Chispas no decía nada y yo no entendía qué estaba sucediendo. Sus ojos grises lanzaban fuego en mi dirección. Furiosa, rabiosa. Estaba más perdido que un niño en Disneyworld.

—Bienvenido, Carter —me saludó mi tutora, la señora Madge Johnson. Esbozaba una cálida sonrisa que pronto sustituyó por una máscara de seriedad.

—Señora Johnson, Chis... Sidney —me corregí, aún sin comprender la situación. ¿Alguien sabía lo que estaba pasando?

Señaló la silla vacía junto a aquella pelirroja y yo tomé asiento a regañadientes. La misma se tensó, como si mi mera presencia le molestara. Perfecto, yo tampoco la soportaba.

—Bien, ahora que por fin has venido, voy a aclarar el motivo de la reunión. —Miró a Sidney detenidamente—. Como te decía, tus profesores y yo hemos llegado al acuerdo de que lo necesitas es un profesor particular y hemos llegado a la conclusión de que la mejor opción eres tú, Carter. —Ahora sus ojos marrones estaban sobre mí, imperturbables—. Quiero que la ayudes. Sus notas han bajado este último cuatrimestre y como siga así no podrá jugar en el equipo de fútbol.

—No necesito la ayuda de nadie, menos la de él —replicó Sidney fulminándome con la mirada.

Adopté una pose de tipo guay y seguro de sí mismo, con los brazos cruzados y una ceja elevada.

—Seguro que no —rebatí.

—Pues no. Puedo valerme por mí misma.

Madge torció los labios.

—Siento discrepar, pero viendo cómo has salvado el último cuatrimestre, lo que más te conviene es que él te dé clases. —Sidney abrió los labios para hablar, pero nuestra tutora la hizo callar con un gesto—. No hay más que hablar. Carter Evans será tu profesor particular de aquí a final de curso.

—¿Y si no puedo ayudarla? —O quiero, pensé para mis adentros.

—Tenéis el mismo horario.

—¿Y? Podría fácilmente tener ocupados el viernes y el domingo.

—¿Es así?

Fruncí los labios.

—No, pero...

—Pues ya está. Los viernes quiero que organicéis una sesión de estudio.

Genial, simplemente genial. Al parecer, Chispas opinaba lo mismo, puesto que, con una serie de arruguitas en el entrecejo, se volteó hacia aquella señora de mediana edad y la encaró:

—¿En serio me vas a obligar a trabajar con este tío? ¡Si solo piensa en sí mismo!

—Como si yo tuviera ganas de verte después de clases y, ahora, en los entrenamientos? Estoy harto de ti —contraataqué.

Sidney. ¡Rivales hasta el final! (Serie «Chicas guerreras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora