Capítulo 25

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Capítulo 25

Me temblaba el cuerpo solo de pensar en que ella anduviera suelta, libre, tras años encerrada

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Me temblaba el cuerpo solo de pensar en que ella anduviera suelta, libre, tras años encerrada. Sabía que me había ganado a pulso todo ese odio que decía que sentía por mí cuando era una niña y temía que quisiera destruirme.

—Debes calmarte —me decía Faith.

Después de la llamada de teléfono, Carter había insistido en subir conmigo a casa al verme tan alterada y Faith, que estaba a cargo de Mia, notó enseguida que algo marchaba mal.

—No puedo hacerlo —dije en voz un poco más alta de lo que había planeado. Mi hija dormía plácidamente en su habitación y lo que menos quería era despertarla.

Carter me apretó contra su cuerpo, su calor reconfortándome un poquito.

—Faith tiene razón. Como no te relajes, vas a empezar a hiperventilar.

Los encaré.

—¿Cómo creéis que me siento? Mi madre se ha escapado. Puede estar en cualquier parte, acechando, esperando el momento oportuno para atacarme por la espalda. No la conocéis, no sabéis lo cruel que ha sido conmigo. No pienso dejar que vuelva a acercarse a mí y mucho menos a Mia. —Apreté los puños hasta que los nudillos se me quedaron blancos—. Juro que como toque un solo pelo de su cabecita se va a tener que enfrentar a mi furia.

Me abaniqué con las manos.

—Vamos a hacer lo siguiente: vamos a descansar y mañana iremos a comisaría.

Faith y yo miramos a Carter.

—¿Piensas quedarte esta noche? —preguntamos casi al unísono.

—Por supuesto. Antes de que digas nada, no pienso irme sabiendo que esa demente anda suelta. Nadie se mete con mis chicas. No dormiré tranquilo si no sé que estáis bien.

Pese a lo tenso de la situación, que pensara también en Mia hizo que me relajara. No solo acababa de confesarme que sentía algo por mí, sino que mi bichito también era importante para él.

—Deja que se quede. Siempre andas de mejor humor cuando está contigo. —Faith se colocó la chaqueta y recogió sus cosas. Cuando pasó por mi lado, me puso una mano en el hombro y susurró—: Tienes muchas cosas que contarme. La próxima vez que nos veamos, quiero todos los detalles. —Y alzando la voz y moviendo la mano a modo de despedida—. Buenas noches. No seáis muy malos ahora que os quedáis a solas.

Iba a matar a Faith, era un hecho. ¿Cómo se le ocurría decir semejante locura? Miré a Carter. ¿Se había sonrojado? En sus labios se había instalado una sonrisa tímida, demasiado atractiva para mi gusto, pues quería borrársela con un beso.

Se fue y nos quedamos solos de nuevo. El pulso aún me latía desbocado por las emociones de la última hora: lo vivido durante la cena, la charla de después, nuestra sesión de besos posterior y la dichosa llamada que había puesto mi mundo patas arriba.

Sidney. ¡Rivales hasta el final! (Serie «Chicas guerreras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora