Capítulo 14

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Capítulo 14

No esperaba verla

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No esperaba verla. No a esas horas, no en la puerta de mi casa.

Con la cremallera del abrigo subida hasta arriba, una bufanda y un gorrito, Sidney me miró con una seriedad no muy propia de ella. ¿Dónde se había quedado la sonrisa cálida y el destello de vida de sus ojos?

Parecía derrotada.

—¿Puedo pasar?

—¿Ha pasado algo? Mira, si te has enfadado porque haya cruzado el límite con Mia, puedo...

Pero no pude acabar la frase porque, en un visto y no visto, Chispas acortó la distancia que nos separaba y me dio un beso que me dejó KO. Sí, KO. Me noqueó, me dejó petrificado durante unos segundos.

Me besó, me besó como nunca antes lo habían hecho. Me devoró, saboreó cada milímetro de mi boca y yo, por fin, pude salir del letargo y unirme a sus besos. La apreté contra mi cuerpo y, pese a lo mucho que abultaba el dichoso abrigo, pude sentir su calor a través de la tela. Se enganchó a mí, me enredó los dedos en el pelo y tiró suavemente de los mechones, provocándome así un gruñido gutural. Primitivo.

La separé por el bien de los dos.

—¿Qué haces aquí? —susurré contra su boca.

Hizo una mueca.

—No quiero hablar del tema.

—Chispas...

—¿Podemos fingir que todo está bien? Vivamos el aquí y el ahora.

Con esas palabras, se me tiró de nuevo encima y yo perdí el poco autocontrol que tenía. Aquella pelirrojita ardiente acabaría conmigo.

Entre una guerra de besos, nos adentramos en el salón, donde dejé que se me subiera encima y me besara. Menos mal que ni Liam y Logan estaban en casa, menos mal que habían salido y no volverían hasta la noche. No me habría gustado que me pillaran in fraganti en medio de una sesión intensa de besos y manoseo.

Aunque tenía pinta de que iba a haber mucho más que besos y manoseo.

Sidney se quitó el abrigo, mostrándome así ese cuerpo de infarto que tenía envuelto en una faldita negra con topos blancos y un jersey blanco. Era perfecta, jodidamente sexy. Y yo era un capullo con suerte por poder saborearla, sentir el tacto suave de su lengua con la mía y en la piel.

Para cuando empezó a contonear su sexo con el mío, yo ya estaba más que empalmado. Quería que no parara, que gritara mi nombre, que sus dedos se me clavaran en la piel. Anhelaba escucharla gemir, sentirla en el punto más álgido del clímax. Lo quería todo de ella.

Nos besamos con avidez. Mis dedos le recorrieron el cuerpo con devoción y, poco a poco, me deshice del jersey, seguido de la camiseta y el sujetador. Me separé lo justo para admirarla. Sexy, poderosa, enérgica. Preciosa.

Sidney. ¡Rivales hasta el final! (Serie «Chicas guerreras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora