Capítulo 27

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Capítulo 27

—¿Qué dices, tía? ¿Lo soltó así, sin más?

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—¿Qué dices, tía? ¿Lo soltó así, sin más?

Me llevé las manos a la cabeza y tiré con fuerza de las hebras del pelo, frustrada.

—Menuda bomba me estalló en la cara.

—¿Y él qué hizo?

Apoyé las manos en la taza de café bombón que había pedido. Fuera ya empezaba a hacer buen tiempo, pero necesitaba una buena dosis de cafeína para afrontar el día, el mes, el año y la década.

—Nada —escupí.

Solo de recordar lo ocurrido se me revolvieron las tripas. Nunca había pensado en que él pudiera ser mi padre, ni mucho menos que pudiera estar tan cerca de mí. Ni siquiera había sospechado nada.

Puede que por eso te duela tanto.

Hice una mueca al darle un sorbo a la bebida humeante.

—¿No ha reaccionado?

Miré a Faith con culpabilidad.

—Siento decir que me fui antes de descubrir su reacción.

—¿No te ha dicho nada desde entonces?

—Lo he evitado. —Y, al ver cómo me miraba, añadí—. ¿Qué? No estoy lista para afrontar la realidad. Llevo veintidós años sin él, ¿por qué lo necesitaría ahora, eh?

—Según me has contado, se acaba de enterar también. Deja que digiera la noticia, mujer. Uno no se entera todos los días que tiene una hija bien mayorcita.

Tenía razón. Estaba tan frustrada con todo que ni me había parado a pensarlo. Pero, oíd, tenía derecho a sentirme como una mierda.

—¿Podemos cambiar de tema?

Faith levantó las manos al aire para después darle un sorbo a su zumo natural de mezclas raras.

—Si así quieres... —murmuró. Dejó el vaso medio vacío sobre la mesa y me miró a través de sus pestañas. ¿Por qué no me gustaba la sonrisita que se le había formado en los labios?—. Así que Carter está cuidando a Mia... Interesante.

Me apoyé sobre el respaldo de la silla y la miré, de brazos cruzados. De fondo sonaba una melodía que me encantaba. Adoraba esa cafetería tan mona.

—¿Y?

—Eres demasiado sobreprotectora con ella. No la dejas con cualquiera.

—Carter no es cualquiera.

El brillo pícaro en sus ojos me puso la carne de gallina. Genial, Sidney, eres una bocazas.

—Pensaba que solo erais follamigos.

Hice una mueca.

—Enemigos —puntualicé.

Follenemigos. ¿Qué más da cómo lo llames? El caso es que os habéis liado y tú sientes algo por él.

Sidney. ¡Rivales hasta el final! (Serie «Chicas guerreras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora