Capítulo 15

93 13 1
                                    

P.O.V Herny

   - Mi niño, quiero decirte algo - Según las palabras salieron de mi boca me arrepentí de decirlas. Quería decirle que lo amaba y que quería estar con él para toda la vida, pero tenía miedo a que me rechazara y que nuestra amistad ahí quedara.

   - ¿Herny? ¿estás bien? - preguntó Jesús mientras me apretaba la mano en señal de apoyo y me regalaba una mirada de preocupación "Cómo amo esos ojos". Cuando vio que seguía sin abrir la boca él volvió a hablar.- Herny, macho, sabes que puedes confiar en mí para decirme lo que quieras, aquí voy a estar sin importar el qué. - Era más fácil decirlo que hacerlo.

   - Lo sé, es... complicado. - Nadie habló durante los próximos treinta segundos. Él estaba expectante a lo que yo diría y yo estaba buscando el valor para seguir hablando, y así nos quedamos, lo que empezaron siendo treinta segundos se convirtieron en un minuto, luego fueron dos y ambos seguíamos igual. Para el tercer minuto él habló.

   - Mira hombre, que no hace falta que me lo digas ahora, puedo... -iba a seguir hablando pero no lo dejé y solté aquello que me carcomía desde que lo ví por primera vez con Vegetta.

   - Me gustas - le dije sin rodeos y bajé la cabeza inconscientemente esperando lo peor de todo. Al ver que no hablaba me armé de valor y levanté la cabeza para verlo. Sus bellos ojos, esos que tanto me encantan, mostraban muchos sentimientos, desde incredulidad hasta lo que parecía ser esperanza, pero su expresión facial sólo expresaba sorpresa y pánico, ¿hice lo correcto o mejor me hubiera callado?

   - Herny, yo... - iba a seguir hablando pero se vio interrumpido por la puerta principal de la casa de Vegetta que se abrió.

   - ¡Serón! - escuché un grito agudo y luego vi una mancha rubia pasar sobre mí para ir a abrazar al pobre chico herido que seguía analizando la situación que acababa de suceder.

   - Hola niño- esas palabras salieron de su boca mientras sus ojos no se despegaban de mi. Esos dos pozos azules mostraban un miedo y emoción a la vez, parecía debatirse sobre lo que debía sentir, su ceño se empezó a fruncir de a poco mostrando una exasperación interna sobre su batalla, yo me dediqué a pedirle perdón con la mirada y su expresión se suavizó cuando me vio. Perdí el seguimiento de su batalla cuando un leve sonrojo se presentó en sus mejillas y avergonzado volteó a ver a la persona que había interrumpido nuestro ambiente.

   - ...siento de verdad, tú no tuviste que haber pasado por eso - Arsilex había estado hablando ese tiempo en el que yo me dediqué a ver a mi Jesús, lo abrazaba con mucha fuerza y su voz se escuchaba entrecortada, estaba llorando. No lo culpo, yo había estado igual todo el tiempo que él se la pasó acostado y ninguno me había juzgado. Era bonito saber que tienes una familia unida y que te apoya, pero nos faltaban dos personas y uno no sabíamos donde estaba.

   - Hey, alcalde, tranquilo, no fue culpa tuya, así tenía que pasar y pasó, lo importante es que todos estamos bien - dijo Jesús con una voz calmada para tranquilizar al rubio.

   - Uhm... ¿Jesús? - Un Lexosi ligeramente confundido se acercó a él con un plato de estofado en las manos y una vez que se lo entregó terminó de preguntar. - ¿A qué te refieres con que así tenía que pasar?

Se formó un pequeño silencio dentro de la casa mientras esperábamos la respuesta de Jesús. Él tomó un pequeño sorbo de la sopa y pude apreciar como su cara se tornaba roja en señal de ira. No fuí el único en darse cuenta pues Arsilex se puso serio y se sentó en la cama mientras que Lexosi tomó una escalera y la ocupó como silla poniéndola entre Arsi y yo. Todos quedamos expectantes a lo que diría, y yo tenía la ligera sospecha de que todo cambiaría después de que nos dijera lo que lo enojaba.

Pasaron unos minutos y todo seguía igual, nosotros estábamos nerviosos pero fuimos pacientes, Jesús se acababa de despertar y el pobre debía estar cansadísimo y hambriento, aún así la preocupación seguía adueñándose de todos. El ambiente estaba tenso hasta que mi niño habló.

   - Lo vi - una oleada de alivio se apoderó de mí en cuanto me di cuenta que se refería a Vegetta, no habíamos sabido nada de él hasta ese momento y aunque él lo había visto aún así me preocupaba demasiado, porque eso no era todo. - Está...vivo, pero no está bien - El ambiente se volvió a tensar con sus palabras.

   - ¿Qué le pasa y dónde está? - preguntó Arsilex con una voz increíblemente seria y fría. Todos lo miramos sorprendidos antes de que Jesús contestara.

   - No pude reconocer dónde estaba, pero estaba acostado en una especie de camilla, habían dos personas a un lado suyo pero estaba demasiado oscuro para verlos, aunque reconocí unos ojos verdes y unos rojos. Vegetta estaba... - prestamos mucha atención a cualquier detalle que nos dijera, pues todo era importante para tratar de identificar dónde estaba e ir a por él. Jesús nos contó todo, desde su sueño con Vegetta hasta lo que había pasado en Karmaland y la aparición de dos hombres, sé que hubo partes que él se guardó para sí mismo pero nadie dijo nada, siempre hemos respetamos la privacidad del otro. Cuando terminó de hablar todos quedamos más confundidos de lo que estábamos y no sabíamos qué hacer.

   - ¿Dijiste que lo desterraron al inframundo, no? - asintió - ¿Y había otra persona con él? ¿que tenía los ojos rojos? - volvió a asentir confundido.

   - ¿A dónde quieres llegar? - preguntó Jesús.

   - Creo que te sigo - respondió Lexosi - La misma persona a la que desterraron fue una de las que estaba junto a Vegetta en la cama, no? - "Exacto" respondí - Entonces es posible que sigan en el inframundo y que estén velando por el otro.

   - Si es así podemos ir a buscarlos y traerlos de vuelta. Podría reconocer el lugar donde abrieron el portal si llego a él y a partir de ahí empezar una exploración - dijo Jesús acomodándose en la cama. - Podríamos...

   - No - lo corté algo serio y él me miró sorprendido.

   - ¿Por qué no? - una peculiaridad de Jesús es que mientras más veces le digas que no, más terco se va a poner y te va a retar, y eso fue lo que hizo. Sus ojos mostraron enojo y su ceño se frunció.

   - Por sigues herido y no voy a permitir que te hagan más daño - le dije mientras lo veía fijamente a los ojos y pude ver como su expresión se suavizaba al saber que me preocupaba por él. Tuvimos una pequeña batalla de miradas hasta que escuchamos una puerta cerrarse y fue entonces cuando me percaté de que Lexilex había abandonado el cuarto.

   - Herny, tenemos que ir por él - me dijo con una vez más suave.

   - No, no soportaría verte otra vez así Jesús, no puedo - dije susurrando - No sabes lo mal que lo pasé. Verte así, tan quieto, sin mover ni una pestaña. Pensé que te perdía... pensé... No podría mi niño, tienes que entenderlo, puedo sobrevivir ante un amor no correspondido, pero no podría hacerlo si tú no estás en mi vida. Así que te pido entiendas, que no te voy a dejar ir, al menos no en este estado. - Lo vi y sus ojos brillaban, acaso esas son lágrimas?

   - Herny... - me tomó de las manos y me dedicó una bella sonrisa- Lo entiendo, y está bien, me cuidaré y cuando esté sano iré. Lo prometo - Le sonreí de vuelta más calmado - Y respecto a lo del amor no correspondido - Y me volví a tensar - Tú también me gustas Herny, y mucho - me dijo con un leve sonrojo que me encantó.

Ambos nos sonreímos. Yo estaba demasiado feliz, y sin poder controlar mi emoción me acerqué a él con la intención de besarlo, pero solté un gruñido cuando un niño entró otra vez gritando en la habitación, maldije internamente hasta que habló.

   - Creo que tengo una pista -dijo Arsilex agitado. 

Cuando la paciencia lastima (Karmaland AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora