Capítulo 14

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P.O.V Vegetta

Salí de la sala con Staxx delante y Luzu a mi lado aún cogidos de la mano, todos estábamos sumidos en nuestros pensamientos mientras seguíamos a nuestro viejo amigo y me di el tiempo de analizar todo lo que había pasado.

Auron le había roto el corazón a Luzu y yo me había quedado con él como un buen amigo debería hacer, luego habían explotado nuestras casas y nos habían echado la culpa, Merlón y todo el pueblo les había creído, nos había desterrado al inframundo para que muriéramos solos y en terribles sufrimientos, los noobs me habían ido a buscar y se habían ensanchado en una pelea con ellos quedando así Jesús herido. No sabía cómo sentirme en esos momentos, me debatía entre la preocupación y el odio, quería que sufrieran por lo que hicieron y a la vez quería salir corriendo tras Jesús para estar a su lado.

   - Ey, chavales - habló Frank, nos habíamos detenido frente a una puerta blanca como la nieve y parecía estar hecha con pelaje de lobo pero era tan dura como el metal. Medía unos 7 metros de altura y se notaba que era increíblemente pesada - Aquí esperaríamos a Tártaro y a los demás. Pasemos - En cuanto digo eso en sus ojos aparecieron unas pequeñas manchas negras que de alguna extraña manera comenzaron a brillar, puso una mano en la puerta y como si ésta respondiera a sus órdenes se abrió dejando ver su interior.

Al otro lado de la puerta había una sala enorme, era tan alta que no podía ver el techo de esta, en el centro habían 14 tronos y estaban en forma de herradura, las paredes eran de un color magenta pastel que contrastaba con los colores de los tronos.

Los dos del centro eran los más excéntricos y supuse que aquellos que los ocuparan serían los que están a cargo de todo. Uno de ellos era morado y pasaba por distintas tonalidades del mismo color, tenía grabado en el respaldo varias simulaciones de estrellas y alrededor tenía puros planetas. El que tenía a su lado izquierdo era más oscuro, el otro trono central simulaba un volcán, habían pequeños ríos de lava corriendo alrededor de todo el asiento y era de un gris marengo. A su izquierda había un trono que parecía absorber toda la luz que había en la sala, miré asombrado como la sombra que habíamos creado con nuestros cuerpos eran jalados hacía ese lugar y pasaban a formar parte de él, así que supuse que todo el trono estaba hecho de las sombras; a un lado suyo estaba uno completamente negro con pequeñas lunas y estrellas por todos lados; a su izquierda había uno verde fosforescente con tijeras e hilos grabados en él y a su lado estaba uno dorado con manecillas y todo tipo de relojes en él, los últimos dos de ese lado eran los más brillantes, uno era amarillo como si representara un amanecer y tenía nubes y soles en el respaldo mientras que el otro era completamente blanco y parecía dar luz a todo el lugar.

Del otro lado, a la derecha del trono morado había uno rojo que parecía de terciopelo y estaba decorado con pequeñas plumas blancas, a su lado estaba otro similar sólo que en color rosa y con plumas negras, a su derecha estaba otro que parecía estar hecho de un gas blanco pero en un momento dejaron de ser blancas para pasar a ser grises y que empezara a tronar dentro de eso, me costó unos segundos entender que el trono estaba hecho de nubes y éstas representaban cómo estaba el clima en la tierra, estaba empezando a llover y daba la impresión de ser una tormenta. Junto a estas nubes estaba otro hecho de madera, más que nada estaba hecho de raíces o troncos de árboles, cómo una pequeña silla entrelazada tenía ramas de las cuales salían hojitas, de la cabecera le salían dos astas y había un pequeño venado que estaba comiendo de las hojas que decoraban el trono. Los últimos dos tronos estaban hecho de agua, la diferencia es que uno era una pecera literalmente, habían peces, corales y algas, además de que en la cabecera se formaban pequeñas olas y el otro goteaba y esas mismas gotas volvían al trono para seguir formando parte de él, dando así la impresión de estar en constante movimiento.

   - Wow - dijo Luzu rompiendo el silencio que se había formado mientras mirábamos la sala - ¿qué...? ¿Dónde estamos?

   - Esta es la sala del consejo, aquí se juntan Tártaro y los demás para discutir los asuntos importantes - nos explicó Staxx.

   - ¿Qué son? Me refiero a Tártaro y los demás - le pregunté, sólo había escuchado su nombre pero seguía sin saber de quiénes hablábamos.

   - Son dioses, más en específico, son primordiales - vio nuestra cara de asombro y sonrió con burla - Sí, son los primeros seres en existir, ellos crearon todo lo que ven en estos momentos... Tómenlo como los dioses de Karmaland sólo que son mucho más poderosos.

   - ¿Y tú cómo los encontraste? - le pregunté con curiosidad, pero me arrepentí cuando vi como su mirada se ensombrecía.

   - Cuando me desterraron y me mandaron al inframundo al igual que ustedes hice la promesa de regresar, sin embargo... - Dijo avergonzado - No tuve el valor suficiente para seguir adelante y de a poco me fui dando por vencido. Un día vagando por una pequeña cueva encontré un palacio negro en el que no podía ver nada, estaba hecho de la oscuridad misma y entonces la escuché, ella estaba dispuesta a matarme y convertirme en su pequeño trofeo como cuando matan a un oso y se quedan con su piel. Yo estaba dispuesto a dejarme matar, pero fue entonces cuando se metió en mi mente, comenzó a querer jugar conmigo y con lo que me había pasado, se dedicó a burlarse de mí y un odio comenzó a crecer en mi interior. Después todo fue borroso, me recuerdo retándola para que luchara conmigo, ella se dejó provocar y terminamos en una pelea, cuando volví en mí la tenía debajo muy herida y con mi espada a punto de acabar con su vida (obvio eso nunca iba a pasar pues es inmortal, pero en su momento no lo sabía) Antes de clavarle la espada apareció su esposo detrás mío y me dejó inconsciente. Poco después me desperté en la misma habitación que la de Vegetta, fue ahí donde descubrí quienes eran y cuánto tiempo había pasado en realidad - acabó su relato dejándolo en suspenso, había algo que aún no nos podía decir.

   - Espera, cuando abriste la puerta tus ojos brillaron, ¿por qué? - preguntó Luzu

   - Eso es obra nuestra - dijeron algunas voces detrás de nosotros, nos dimos la vuelta y entonces vimos a las 14 figuras que formaban al consejo.

   - Hola, Frank - saludó una mujer mientras se acercaba a él. Tenía la tez blanca como una perla, su cabello era un turquesa oscuro, tenía un vestido negro azabache de un hombro que contrastaba con su piel, en el hombro tenía plumas amarillas pastel. El final de su vestido tenía un estampado de estrellas igual de blancas que su piel y estaba usando un sombrero como el de las brujas sólo que este terminaba con una luna brillante en la punta. Era hermosa.

   - Hola, mi señora - dijo Staxx con un profundo respeto - ¿Cómo ha estado?

   - Bien, gracias - dijo ella mientras se dirigía a su trono y él la seguía

   - ¿Mi señora? - dije confundido

   - ¿No se los has dicho? - dijo ella con sorpresa

   - No, apenas lo iba a hacer

   - Bueno, yo estamos todos aquí, ya puedes decirles - le animó la diosa

   - ¿Frank? - preguntó Luzu

   - Ella es Nyx, la diosa primordial de la noche y yo soy su campeón - nos dijo orgulloso.

   - ¿Campeón? - pregunté incrédulo.

   - Sí - dijo otro dios - Frank es el campeón de Nyx y su esposo Erebus. Me presento, soy Caos, el primer ser y el creador de todo. Luzu, Vegetta, están aquí porque les tenemos un trato, ustedes cumplen su promesa y cada pareja de aquí obtiene lo que quiere, sería un ganar-ganar para ambos lados.

   - Señor Caos, aún no les digo de qué va el trato - explicó Frank.

   - No pasa nada, les puedo decir - se volvió a nosotros y nos lo dijo - ¿Quieren ser nuestros hijos?

Cuando la paciencia lastima (Karmaland AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora