-¿Crees que Daphne Rhee queda bien?
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En todo grupo de sobrevivientes en un apocalipsis hay una persona la cual une a todos, la que hace que el grupo siempre se mantenga unido, ella es Daphne R...
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Daphne
-Me gustaría hablar contigo, pareces una niña agradable.- El padre Gabriel se sentó junto a mi pero yo me alejé.
-No quiero sonar grosera pero yo no quiero hablar con usted.- Me levanté del banco y me acerqué a Char y Zack quienes se encontraban en el suelo jugando.- ¿Qué hacéis?
-Intento que Zack diga mi nombre como Judith lo hizo contigo.- Cuando dijo aquello sonreí con ternura.
-Pare ¿Qué está haciendo?- Mi mirada se desvió a Sasha quien entraba a la iglesia seguida por Rick y Michonne.- ¿Qué está haciendo?- Volvió a repetir. Todo está relacionado.- Le dije a Char que llevara a Zack y a Judith a la oficina del padre, no quería que presenciara una pelea o escuchara algo que la asustara.- Apareciste tú, alguien nos vigila y desaparecen tres de los nuestros.
-Yo no tengo nada que ver con eso.- Él hombre sonaba nervioso.
-¿Quien está ahí afuera?
-Yo no tengo nada que ver con eso.- Me acerqué a mi novio quien miraba la escena atentamente.
-¿Donde están nuestros amigos?
-No tengo...
-¿Donde están nuestros amigos?- Se notaba la preocupación en la voz de Sasha.
-Por favor, yo no tengo nada que ver con eso, por favor.
-¿Por qué nos trajiste aquí?
-Por favor, yo...
-¿Trabajas con alguien?
-Estoy solo, estoy solo. Siempre lo he estado.
-¿Y la mujer del banco de alimentos, Gabriel? ¿Qué le has hecho? "Arderás por esto", va dirigido a ti, ¿por qué? ¿Por qué arderás? ¿Qué has hecho?- Lo último lo gritó.
-Por la noche atraco las puertas, siempre lo hago. Pero un día mi congregación comenzó a venir, habían bombardeado Atlanta la noche anterior y tenían miedo.- Le agarré la mano a mi ojiazul ya que sabía que aún le dolía que hubiesen bombardeado un sitio tan cerca suyo, y por lo que me contó lo vio con sus propios ojos.- Buscaban un lugar seguro, donde sentirse a salvo, pero era muy temprano y las puertas estaban atrancadas. Tomé una decisión, pero eran muchos e intentaban hacer palanca en las contraventanas, golpeaban las paredes, gritaban... Y los muertos vinieron a por ellos, mujeres, niños. Familias enteras llamándome mientras eran devorados, suplicando misericordia, me maldecían. Enterré sus huesos, enterré todas las pistas. El señor os ha enviado aquí para castigarme.- El hombre cayó al suelo llorando.- Estoy maldito, lo estuve antes. Siempre atranco las puertas.
