Prólogo

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Un vecindario a las lejanías del centro habitual qué suele ser bastante tranquila, un joven bastante preocupado por aquella carrera frenética qué se le podía ver en sí estaba poniendo todos sus esfuerzos por ganar, este joven se encontraba jugando un juego de naves futurísticas a máxima velocidad, su personaje favorito le daba las de ganar siempre con su poderosísimo Blue Falcón.

— ¡Genial, una victoria más!, ¿Y por qué estoy hablando como un NPC? — te cuestionaban cómicamente, dejando el control en tus piernas.

A veces sentías esa coincidencia de oportunidades únicas e inigualables, además de varios conflictos que deberíamos de superar sin embargo jamás te dispones a checar dichas cartas de eventos.

— ¡Cariño a Comer! — tu madre te daba la indicación desde la sala de estar —Claro ya bajo en once — respondías rápidamente pausando el juego, tomando tu teléfono para así ir bajando por las escaleras hacia el comedor. "Demonios fue una trampa" tuviste el pensamiento al ver la mesa limpia, a tu mamá terminando de cocinar el arroz y el pollo.

—¿Puedes poner la mesa cariño?

— Ahm claro.

Obedeciste sin ningún problema para terminar en un tiempo récord, de manera que fácilmente tenías idea de aventuras dentro de tu cabeza, usualmente te encanta la velocidad, personajes con estas características eran tus favoritos, pensabas en estos mientras pasabas porciones de alimento.

La mesa estaba dispuesta con esmero, iluminada por la tenue luz del foco medio fundido. Los aromas exquisitos de la cocina llenaban la habitación, invitando a los comensales a disfrutar de una cena especial. Los platos eran una sinfonía de colores y sabores, preparados con maestría y cariño de tu amada madre.

— ¿Cuándo inicia el curso? — rompía el silencio de la habitación, alzaste la mirada para preguntar — ¿El curso? — no tomabas mucha idea de lo que se refería limitándose a comer otra porción del arroz.

— ¿Entras a clases el 31 de agosto o el 2 de septiembre? — Preguntaba tu madre con la cuchara en su mejilla — ohm si, creo, la verdad no estoy muy enterado de eso — le respondiste con una risa nerviosa de manera que solo hiciste que ella se molestara un poco.

— Vamos es tu último año de preparatoria, ¿Ya pensaste en la universidad?

— Si he pensado bastante en ello, de hecho quiero estudiar una ingeniería automotriz — Contestabas con seguridad la cual fue tumbada más rápido de lo que imaginabas — ¿así? ¿Y que estudiara Pedro?

— Ma.. no metas a Pedro en esto.

— ¡¿Y por que no?!, Es tu mejor amigo

— Ósea si, pero... es difícil de explicarlo de por si ni yo mismo lo entiendo, ¿Si?

— Está bien, no te agobies con eso.

Era un tema sensible actualmente, tu grupo de amigos era prácticamente corto, contando con únicamente dos amigos que podrías considerar de alguna clase de valor, tu madre no te dijo nada más a lo que se limitó a cambiar el tema, el tema ahora se trataba drásticamente sobre las noticias de ultimo momento. Conversación trivial entre ella y tu, no era la gran cosa se limitaban a comentar chistes que alegraban la comida.

— Gracias por la comida Ma...

— De nada, aunque lávame los platos

— Chuta... — te limitaste a murmurar para acatar su orden.

Lavar los platos fue algo un tanto tranquilizador, puesto que te colocabas unos audifonos de color azul que poseían un triangulo blanco en medio con un ave un tanto peculiar, para poner un resumen de los últimos reality shows que habían salido, a si mismo escuchabas el resumen mientras limpiabas los pocos platos que había en el fregadero, el único detalle era que te abrumaste con las ollas de la comida.

No te quejaste, te limitaste a guardar silencio y hacer lo que se te pedía, unos cuantos minutos pasaban pudiste terminar por fin con dicha tarea para irte al cuarto

— ¿Le puedes dar de comer a Kade? — preguntaba con una sonrisa un tanto confiada.

— Claro, ¿Dónde dejaste el bulto del alimento?

Le cuestionamos eso a lo que se limitó a señalar la entrada donde estaba un pequeño bulto de 10 kilos los cuales eran comida de perro de bastante calidad, soltaste un bufo y acatar su orden sin comentar nada, una vez que fuiste le diste de comer a tu pequeño perro de cabellera beige que degustar su comida rápidamente siendo que solamente te limitaste a verlo.

Fue cuando terminó que lo acariciaste y te dirigiste a tu habitación para dormir, la verdad tus vacaciones no eran demasiado interesantes, y las veladas jugando un título de máxima velocidad o un juego de peleas no eran interesantes ya.

Las semanas pasaron y por fin estas infinitas vacaciones habían terminado, siendo el último día de ellas antes de volver a entrar.

— ¿Entonces te toco en la mañana?

— Si, y a Pedro le tocó en la tarde, aunque por lo que veo esto fue por apellidos.

— ¿Tú crees?

— Sospecho, únicamente la verdad no se lo confirmaré mañana en clases.

— Bueno descansa, ¡Y no te vayas a desvelar leyendo tonterías de internet! — te amenazaba no gratamente a lo que te limitaste a hacer tu gesto de calma y tragar saliva, puesto a ella comenzó a inundarse con preguntas de tus objetos que llevarás a este último año, aunque la verdad con un lapicero una libreta y quizás una carpeta todo estaría bien.

Te limitaste a hacer tus obligaciones en total silencio, de manera que una vez concluidas estás sentado en tu habitación, tenías una sensación de inquietud ya que no te gustaba del todo. Observamos por la ventana mientras la luz del atardecer se va desvaneciendo, y un sentimiento de reflexión te invade.

Recuerdas cómo te sentiste en años anteriores, enfrentando nuevos comienzos y desafíos similares. Cada inicio de curso trae consigo un torrente de emociones y expectativas, y esta vez no es diferente. Pero esta vez, te das cuenta de que has crecido y madurado desde aquel primer día de clases en el pasado.

El miedo a lo desconocido te ha acompañado en cada inicio, pero también has aprendido que la incertidumbre puede dar paso a grandes oportunidades "Hay veces que el corazón se paraliza por el miedo" pensabas un tanto nostálgico. Recuerdas las experiencia, tanto las positivas como las desafiantes, ha contribuido a moldear la persona que eres hoy, aunque no te sientes cómodo con eso.

Te detienes un momento para reflexionar sobre tus metas y objetivos para este nuevo ciclo escolar. ¿Qué quieres lograr? ¿Qué cambios deseas hacer en tu vida académica y personal? A través de tus pensamientos, te das cuenta de que este es un momento para definir tus intenciones y comprometerte contigo mismo/a a perseguir tus sueños.

Tomas una respiración profunda y te llenas de determinación comienzas a meditar. Decides que, aunque el camino puede ser desafiante, te enfrentarás cada día con valentía y perseverancia. Te recuerdas a ti mismo que está bien sentirse nervioso, pero también sabes que posees la fuerza y las habilidades necesarias para superar cualquier obstáculo que se presente en el camino.

Con una sensación de serenidad, te preparas para descansar esa noche. Sabes que mañana será el comienzo de una nueva aventura, y estás listo para recibir lo que la vida te traerá. La reflexión te ha brindado una perspectiva renovada y una conexión contigo mismo, lo que te impulsa a enfrentar el primer día de clases con la confianza y el optimismo necesario para hacerlo grandioso.

Fin del Prólogo.

Soy Uno Más Del MontónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora