Secretos entre enemigas

Veneno

NOTAS DEL AUTOR.

¡¡Es día de actualización!!

He vuelto mis queridos lectores, aún estoy algo cansada pero ya ando mejor jajaja XD. Espero disfruten el capítulo. Este fin andaré algo ocupada entonces es posible que conteste comentarios entre el domingo y lunes. Bueno, sin más que decir, disfruten el capítulo. 

FIN DE LAS NOTAS DEL AUTOR. 

Había caído en la insoportable rutina. Todos los días me levantaba temprano, me duchaba y vestía para salir en punto de las 7, me sentaba en la biblioteca a leer una media hora y después iba a la cafetería para desayunar un vaso de leche con galletas. A los 8 de la mañana era la primera en el salón de clases y lo primero que hacía era sumergirme en los libros para no tener que escuchar las burlas e insultos que todos los días me dedicaban. La llegada del profesor era un tiempo fuera, podía concentrarme, apuntar y estudiar sin distracciones molestas. Al sonar la campana guardaba mis cosas lo más rápido posible para salir al mismo tiempo que el profesor y evitar los enfrentamientos innecesarios. Finalmente, mis tiempos libres los utilizaba para descansar y tomar té junto a Ruby en el invernadero. Podría decirse que estoy sobreviviendo a mi último año de preparatoria a pesar de la monotonía. Creo que lo único nuevo y extraño era ella.

Hanna se había vuelto impredecible, era extraño verla con el grupo de acosadores que se dedica a molestarme y se había vuelto normal tenerla en el invernadero investigando a cada flor y planta para conocer los detalles de su cuidado. No lo tomen a mal, su presencia se había vuelto soportable, mi molestia hacia ella disminuyó considerablemente permitiéndonos convivir en armonía. Lo único que me causaba conflicto eran sus inoportunos cambios, el tigre feroz se había transformado en un gatito inofensivo. Otra cosa de las cosas que desapareció fue su sonrisa, era extraño verla sonreír, siempre estaba seria o con la mirada perdida en algún punto, como si tuviera la cabeza en otro lado. De vez en cuando la veo irritada, pero eso solo pasa cuando esta con ese grupo de idiotas.

Nuestra pequeña y momentánea travesura nos ayudó a soportarnos. Recuerdo que al día siguiente todo el campus permaneció en sus habitaciones debido a una "extraña contaminación de alimentos", fue muy satisfactorio regresarle la jugada a ese motón de idiotas. Volver a las viejas jugadas se sintió muy nostálgico, lástima que no se pueda repetir. Lo que me sorprende es que Fernanda no se haya cuestionado la actitud de Hanna, fue bastante obvio sospechar de ella cuando se negó a comer. Tal vez me esté equivocando, pero sé que esa maniática no es tonta.

El otoño había llegado y no solo trajo consigo los cambios de temperatura, las fiestas tenebrosas y felices estaban a la vuelta de la esquina. Los carteles del convivió de Halloween comenzaron a repartirse por todo el internado y no pude evitar pensar en las fiestas pasadas. Mis amigas y yo nos disfrazábamos como mujerzuelas y hacíamos una apuesta, quien atrajera más miradas ganaría un premio. Lástima que esas tradiciones quedaron en el olvido, con lo de Jennifer dejó de ser divertido y este año... bueno, no tengo que explicarlo.

Hoy era un día lluvioso, de esos donde solo quieres estar en cama con un chocolate caliente viendo películas de terror, pero para mí mala suerte no es fin de semana. Había alertas en todo el estado, se reportaban fuertes vientos, granizadas y tormentas eléctricas. Debíamos tomar nuestras precauciones, pero esto no impediría que los alumnos del internado Gargoley tomaran clases como cualquier otro día.

Un relámpago me hizo saltar de mi cama, hacia demasiado frio y me percaté que el día aún se veía oscuro, el cansancio me obligó a cerrar nuevamente los ojos. Esta vez me despertó un fuerte golpe, era Hanna acomodando sus libros en el escritorio, ¿Qué hacía levantada tan temprano?

- ¿Quieres azotarlos más fuerte? – Dije adormilada.

- Perdón, si no me apuró llegaré tarde a clases. –