Secretos entre enemigas

La diferencia entre tú y yo

NOTAS DEL AUTOR.

Es viernes queridos lectores y les traigo su actualización semanal. Últimamente estoy viendo más apoyo y nuevos lectores, eso me emociona, así que me pondré sentimental y les agradeceré de corazón. MUCHAS GRACIAS, LOS ADORO.

Sin más que decir, disfruten el capítulo. 

FIN DE LAS NOTAS DEL AUTOR. 

- Parece que finalmente Allard asomó el rostro. – Hice presión en el agarre cuando ella me sonrió. – ¿Cómo has estado?, hace un buen rato que no te veo. – Ella tomó mis manos para evitar más tensión en el cuello.

- Si sigues hablando te romperé la puta mandíbula y me aseguraré de que tu lindo rostro quede deformado por mis golpes. –

- Eso da mucho miedo, pero tengo que mencionar el hecho que tú empezaste con los insultos. Un consejo Allard, si no vas a aguantarte entonces no juegues. – La solté en seco y mi puño se dirigió con rapidez hacia su rostro, ella apenas si logró esquivar el golpe, provocando que mi mano se siguiera de largo hasta los estantes, donde impacto fuertemente. – La misma estrategia barata no funciona dos veces. –

- Tengo más de un truco bajo la manga. – La tomé de los hombros, la agaché con rapidez y mi rodilla golpeó su estómago. Ella tosió y cayó con dolor al suelo. La había dejado sin aire. – Quiero que te atrevas a sonreírme una vez más escoria. – Agarré su pelo y lo jalé hacia atrás para que me mirara.

- Me lo estas poniendo difícil Allard. – De repente su sonrisa volvió y comenzó a reír con esfuerzo. – ¿Eso es lo mejor que tienes? – Logró escapar de mi agarré antes de que yo intentara golpearla de nuevo. – ¿En serio?, ¿Acaso parezco saco de boxeó? –

- Te lo mereces O'Neill, cada gesto de rabia hacia ti te lo mereces. No voy a esperar a que tu maldito karma te alcance, yo misma haré el trabajo, aunque eso signifique mi expulsión. – Me aproximé nuevamente con intenciones de lastimarla, pero ella alcanzó mis muñecas y las alzó para prevenir los impactos, me empujó hasta los estantes y pegó su cuerpo al mío ocasionando la inmovilización de mis piernas.

- Basta, esto ya no es divertido. ¿Qué te sucede?, yo no provoqué que nos encerraran, deja de molestarme e insultarme. No llegaremos a una solución si sigues actuando bajo tus impulsos. – Esto lo dijo más seria, su sonrisa había desaparecido. – Respira. – Respiré y relajé mi cuerpo. – Así está mejor, ahora... – Le di un fuerte cabezazo, ella retrocedió del dolor y nuevamente traté de golpear su cara con mi puño, cosa que no resultó. Lo esquivó y se abalanzó hacia mí para abrazarme. – Carajo Allard, ese fue un buen golpe. – Dijo con esfuerzo.

- ¡Suéltame O'Neill! – Apartarla fue inútil, ella estaba sosteniéndome bien.

Las emociones en mi interior fueron incapaces de quedarse calladas, mi cuerpo comenzó a reaccionar por si mismo y mi mente se inundó de pensamientos, recuerdos y sensaciones que ardían más que el fuego. Apreté los dientes y cerré los ojos con fuerza, las lagrimas encontraron la manera de recorrer mis mejillas y temblé debido al dolor retenido. Mi percepción de las cosas es casi inexplicable y las palabras no alcanzan para describir toda la aflicción que sentí en ese momento. Lo que si puedo mencionar es como en mi desesperación mordí a Hanna para poder liberarme, lo hice con ímpetu y frustración.

- Muerde todo lo que quieras – Su voz a penas si se escuchaba normal, parecía que se estaba aguantando el dolor. – golpéame, insúltame y si quieres defórmame la cara... me merezco eso y más. – Creí no haber escuchado bien, no parecían palabras que Hanna O'Neill pronunciaría. El demonio tiene una autoestima que va más allá de los cielos y la persona que está frente mí... está despreciándose. – Yo también me odiaría, siento que no tengo el derecho de recibir tu perdón y a pesar de que estoy arrepentida por todo lo que he hecho... no es suficiente. – Su vos se quebró y al escucharla mi mordida perdió fuerzas. – Nunca quise que las cosas se dieran así. –