007. 𝖼𝗎𝗋𝗋𝖾𝗇𝗍𝗌

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— CAPÍTULO —
SIETE

"corrientes"

"corrientes"

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Y eso fue todo.

O al menos por ese momento, porque de inmediato al capturarnos nos llevaron a una prisión submarina de alta seguridad de la cual parecía imposible escapar.

De hecho pasados los primeros días llegué a creerme que me quedaría allí para siempre tras ver cómo el Secretario Ross torturaba discretamente a Margaret para sacarle información. No le había visto la cara a ese señor y ya quería arrancarle la cabeza al ver el trato hacia ella.

Al ser la más cercana tanto a Steve como a Bucky la tenían como blanco mayoritario de entre todos los que estábamos encerrados. Constantemente veía su sufrimiento, primero de forma gradual, hasta que en las noches la oíamos lamentarse en silencio por la desolación.

Pero eso acabó de repente, tan súbito que ni me di cuenta. Porque el día en que escapamos no fue diferente a cualquier otro. Hasta podría jurar que la rutina me resultaba ya demasiado monótona, y de todos modos estaba resignada a vivir en una constante rueda de repetición de eventos. Y cuando las luces de las celdas de apagaron de repente supe que no era algo casual.

Me levanté de la cama y me asomé hasta ver a Steve Rogers salir de entre las sombras. Primero tengo que parpadear varias veces para creerme que no estoy empezando delirar, pero en cuánto se acerca y abre las celdas me lo creo. Y más cuando Sam cruza la distancia y me toca el brazo en un gesto silencioso para hacerme saber que todo estaba por acabar.

Durante el período de encierro nos habíamos vuelto cercanos de una manera extraña. Era lindo tener a alguien con quien hablar y que en parte pudiera seguirme el ritmo con mis ocurrencias. De otra forma me habría puesto como Margaret y como Wanda, ambas con los labios sellados sufriendo por su desgracia.

Steve carga a Margaret cuando ella amenaza con desplomarse entre sus brazos, luego lidera la marcha hacia la salida y nadie dice nada. Nos limitamos a seguirlo rápidamente viendo en el camino a los guardias inconscientes. Por el momento sólo éramos cuatro los que salíamos por fin del encierro, Clint Barton y Scott Lang fueron más afortunados al aceptar una condena menos tortuosa que esta. Así que los dos estaban en arresto domiciliario. Sin duda alguna era mejor.

A nosotros no nos dieron ese lujo, y de haberlo hecho no podría haberlo aceptado. No tenía ningún sitio al cual llamar hogar para que me recluyeran. Al menos no uno que me importara verdaderamente tanto como la idea de estar junto a otra persona.

La nave despega una vez estamos todos dentro. Detrás de los controles estaba Natasha Romanoff luciendo un fantástico cabello corto rubio. A esa mujer nada le quedaba mal.

Steve se recuesta en un esquina con una Margaret totalmente dormida sobre su pecho, por el cansancio y la impresión no podía culparla. Wanda se aleja del resto para seguir siendo igual de espeluznante que siempre y Sam se dedica a entablar una conversación con Natasha para que lo actualizara de las novedades. No supe cuál era mi papel entre todos esos personajes, y me di cuenta de que esto sólo sería mejor con Bucky aquí. A él por lo menos lo conocía y no tenía que estar pensando mucho en cómo actuar.

𝗔𝗡𝗖𝗛𝗢𝗥 | 𝖻𝗎𝖼𝗄𝗒 𝖻𝖺𝗋𝗇𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora