004. 𝗋𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺𝗂𝗇𝗍

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— CAPÍTULO —
CUATRO

"restricción"

"restricción"

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Avanzo por el espacioso lugar cuando escucho el grito de Sam llamándonos. Llegamos al lugar donde tenían a Bucky con el brazo apresado para inmovilizarlo. Les había insistido en que no era necesario, pero obviamente nadie le hace caso nunca a la chica nueva.

Bucky se remueve con torpeza dejándonos saber que ya estaba despierto. Yo soy la única que acorta la distancia sin mostrar nada de temor. Me llevo una mano al estómago discretamente cuando siento una punzada de dolor. Hago un esfuerzo para inclinarme delante de Bucky sin ninguna queja.

Le quito los mechones largos del rostro hasta que veo sus ojos.

—¿Estás bien? —le pregunto en un susurro.

—Steve... —dice todavía sin entender bien la situación.

—¿A qué Bucky me dirijo ahora? —Steve hace la pregunta con dureza.

Bucky tiene la mirada clavada en el piso cuando logra formular una respuesta.

—Tu mamá se llamaba Sarah. —dice en voz baja. —Te ponías papel de periódico en los zapatos. —se ríe un poco. Entonces se la borra la sonrisa del rostro y levanta la mirada hasta detenerla en Steve. —Y... siempre te gustó mi hermana.

Una agradable sensación me recorre el pecho al ver que sus memorias se iban haciendo cada vez menos confusas. Bucky no acostumbra a contarme mucho sobre él, pero de vez en cuando sentía la incertidumbre de no poder distinguir entre lo que era real y lo que no.

Claro que sabía más sobre lo malo que lo bueno, pero a mi parecer era un avance que se abriera poco a poco.

El último comentario causa algo de incomodidad entre los presentes. Margaret se cubre el rostro de la vergüenza y Sam disimula su risa con una tos falsa. Yo me río igualmente sin poder evitarlo. A Steve también se le ve algo mortificado, pero prefiere huir del tema.

—No lees eso en un museo.

—¿Y con eso ya crees que somos amigos?

Bucky tiene la mirada fija en su hermana como queriendo decirle algo por encima de las otras voces. No sabía si en el pasado era alguien menos tímido porque su actual versión me causaba una ternura extrema mezclada con fastidio. A veces tenía que ser yo quien hiciera todo por él.

Me giro y le hago un gesto a Margaret para que se nos acerque. Cuando ella viene en nuestra dirección me hago a un lado para no estorbar. Por un momento ninguno de los dos sabe qué hacer hasta que ella le sonríe con los ojos bañados en lágrimas. Se abrazan efusivamente y eso ya termina siendo suficiente prueba para que Sam decida liberar su brazo.

𝗔𝗡𝗖𝗛𝗢𝗥 | 𝖻𝗎𝖼𝗄𝗒 𝖻𝖺𝗋𝗇𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora