(⚓🔪) 𝗔𝗡𝗖𝗛𝗢𝗥 | "Es más como
si la gravedad se moviera
de repente. Ya no es la tierra
la que te sujeta, ella es quien
lo hace. Te conviertes en lo
que ella necesita que...
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A veces tiendo a decir las cosas sin pensar y después acabo arrepintiéndome.
Como cuando le aseguré a Margaret que estaríamos bien afuera porque era impostor que nos cayera encima un meteorito. Y resulta que sí cayó. En teoría no era un meteorito, más bien parecía una nave en forma de pirámide, pero se entiende el punto.
—Tenemos que movernos. —apresura Sam cuando el ejército de Wakanda hace lo propio.
Todos van subiéndose a unas naves flotantes de lo más asombrosas. Por estar mirándola casi se van sin mí. Bucky estira su mano para ayudarme a subir y yo le sonrío agradecida.
Pronto llegamos lo más cerca posible a la barrera donde se bajan los soldados en una formación perfecta. Miro hacia el cielo en donde Sam y Rhodey estaban patrullando desde las alturas para informar sobre la situación.
—Esto es una locura. —digo por lo bajo observando a Steve, Natasha y T'Challa hablando con los invasores.
—Lo sé. —responde Bucky sosteniendo su arma con más fuerza. Le echa una mirada a su hermana que denotaba mucha angustia.
Margaret había estado en silencio desde que llegó como si no quisiera hacer nada de esto, como si ya estuviera cansada de todo. ¿Y cómo culparla? Gemas del Infinito, destrucción universal, un malote de lo más peligroso. Esto iba más allá de cualquier alocada invención en mi cabeza. Lo más preocupante era que me tenía asustada.
Esto era demasiado serio. Ya habían muerto dos Vengadores, de los más asombrosos, y eso era muy malo. ¿Acaso podríamos nosotros contra la amenaza por nuestra cuenta?
Cuando vienen de regreso me quedo viendo sus caras largas.
—¿Se rindieron? —pregunta Bucky.
Steve Rogers se ubica junto a su novia soltando un suspiro. Con ese nuevo aspecto de cabello largo y barba me era difícil no querer soltarle un comentario. Pero este no era el mejor momento. Claro que si me preguntaban a mí diría que estaba tratando de asemejarse a Bucky.
Sólo que Bucky era único en su clase. Steve Rogers era más bien el Bucky de supermercado de baja calidad.
—No lo diría así.
De entre los árboles al otro lado de la barrera sale una manada de criaturas repugnantes. Estrellan sus cuerpos contra el campo de fuerza intentando pasar con salvajismo. Unas logran pasar, aunque en peor estado del que se veían antes. Otras ni siquiera pasan del todo.
Me sostengo los dedos sintiendo una oleada de ansiedad al ver que de a poco estaban entrando. Bucky levanta el arma y abre fuego siendo seguido por otros guerreros wakandianos. Los disparos me atontan por un segundo hasta que me acostumbro al repetitivo estruendo.
