008. 𝗆𝖺𝗀𝗂𝖼 𝖻𝗎𝗅𝗅𝖾𝗍

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— CAPÍTULO —
OCHO

"bala mágica"

"bala mágica"

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📍Wakanda
2018


—¿Por qué te mueves tanto cuando duermes?

Lanzo una carcajada mientras estiro los brazos y las piernas para desperezarme antes de voltear.

—Al menos no parezco un cadáver como tú.

Salgo de la cama con normalidad, pero no contaba con que se me enredadera la sábana en el pie haciéndome caer.

¿Lo bueno? Me fui de espaldas, así que el golpe no fue tan humillante.

¿Lo malo? Mi compañero era un hombre que se preocupaba demasiado. No pude ni tomar aire cuando ya Bucky había saltado de la cama en mi dirección.

—¿Te encuentras bien? —dice al inclinarse sobre mi rostro.

Yo lanzo un suspiro, me quito el cabello de encima, me levanto un poco para ponerme una mano en la cadera y la otra sujetando mi barbilla.

—Ni para despertar sirvo. —me río un poco antes de quitarme la estúpida sábana del pie.

Bucky no deja la expresión de preocupado hasta que me levanto. Dos años habían pasado desde que llegué a Wakanda y no me cabía en la cabeza la cantidad de cosas que me eran tan normales.

Para empezar, mi propósito al escapar de la prisión era encontrar a mi familia para hablar. Tenía tantas cosas pendientes para preguntarles, y tal vez también para gritarles por el claro abandono hacia mí años atrás. Con mi padre pude hablar primero, y aunque no fue la plática más civilizada o la más amorosa pudimos aclarar la situación un poco. Todavía nos quedaba mucho camino para tener una relación familiar que se sintiera normal.

Además, siendo fugitiva no era como si las reuniones para almorzar las domingos se hicieran sin falta. Pero cuando nos veíamos era agradable. No creí que la esposa de mi padre me cayera bien, y constantemente tuve que repetirme que ella no tenía la culpa de nuestros problemas. Ni tampoco Monique, mi media hermana, a quien la adolescencia le impedía ser tan comunicativa como me gustaría.

Supongo que el don de hablar sin parar no le había llegado a ella.

Porque sí, la manía de decir cualquier cosa que se me cruzara por la mente lo aprendí de mi hermana Heather. A ella nunca se le dio bien cerrar la boca, y al ir creciendo fue mi modelo a seguir como hermana mayor.

Con Heather también pude hablar casi un año después de estar instalada en Wakanda. Lo que no me esperaba era que me diera la noticia que tenía un bebé recién nacido y que vivía bajo la protección del Hechicero Supremo. Una larga historia que envolvía una rara secta, un asesino psicópata y la casi destrucción del mundo. Casi agradecí lo aburrido de mi vida al enterarme de su situación.

𝗔𝗡𝗖𝗛𝗢𝗥 | 𝖻𝗎𝖼𝗄𝗒 𝖻𝖺𝗋𝗇𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora