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—Porfavor— se arrodilló frente al azabache, hasta llora, su lado omega, delicado y sensible, está aterrorizado con la presencia de Mikey, la sola idea de llegar solo sin el canario azul, siendo el alfa dominante el causante de su muerte, ya no ve futuro.—Porfavor Take, porfavor— rogó nuevamente, siendo consolado por el omega de ojos azules, este acaricio la espalda de su amigo, sintiendo pena por él, ese alfa idiota lo va a escuchar.

—Esta bien Fuyu— limpio las lágrimas del contrario, sonriéndole, mientras libera sus feromonas para calmarlo, lograndolo.—iré, solo.... ¿Sigue kyomasa ahí?— pregunto asustado, ese alfa apenas lo vio, comenzó a acorsarlo junto con otros betas de su misma facultad.

—No, el director lo expulsó después de que nombrará a Mikey prefecto—

—Entonces no hay que temer, buscaré el uniforme escolar— camino por su habitación, buscando ese uniforme, tras ponérselo, arreglarse, llevar consigo su tan preciado violín, ya que también toca música clásica. Se encamino con el rubio hasta ese lugar, no sabía quién sería el nuevo antogonista de su vida pero, lo enfrentaría con valentía.... Con coraje.

(....)

Chifuyu abrio la puerta, dónde todos los ojos se posaron en él, Takemichi se adentro, mostrando su presencia.
Kazutora no pudo evitar silbar, es que todos los omegas de ópera eran preciosos. Recibió una mirada molesta de Chifuyu así que evito seguir mirando para no poner incómodo el ambiente.

—Canta— no hubo necesidad de mirar, sus manos escriben, trazan, planifican. Está demasiado ocupado como para observar la "belleza" de él infiltrado, no lo huele pero, si a Chifuyu, supone que trajo a su amigo y este utiliza parches de olor.

Solo podía escuchar un simple sonido largo y molesto, por lo cual si su voz no iba a ser de ayuda, nada lo sería se quedaría frustrado, la perfección era aburrida por eso, los sonidos se vuelven simples.

Takemichi respiró profundo dejando que su voz llene el espacio provocando ecos melodiosos que se coordinan en una sinfonía sin orden, un caos lleno de belleza.

Dejo de hacer todo cuando las vibraciones llegaron a él, pudo sentir a su piel estremecerse, el sonido era tan malditamente echizante, hipnótico. Que puso a sus sentidos en sobrecarga produciendo le millones de sensaciones, está teniendo un orgasmo auditivo, por simple sonidos al azar, si tuviera letra, ¿como se sentiría? ¿Moriría del hormigueo placentero que recorre todo su ser?

Alzó su mirada para ver cómo tenía los brazos extendidos maniobrando su cuerpo para cordinar una pantinomia, que diera a entender que es lo que está sucediendo.

Esto era tan nuevo, que lo que solía escuchar, no se compara. Normalmente antes de que perdiera el amor a lo que estaba estudiando, solía recordar el sonido de los acordes como pequeñas luces fugaces, pero, dejo de escucharse igual, volviendolo ruido blanco, haciendo imposible reconocer algo, por eso dejo crear partiduras, escribir canciones, no toco ningún instrumento solo se cerró en "ayudar" para luego dejar todo por el aburrimiento estresante que le provocaba algo que solía amar, jamás pensó que lo llegaría a odiar.

Ahora había algo nuevo, lo sentía, podía escucharlo cuando sus ojos miraron al dueño de tan inspiradora e omnipotente voz, le habla a su alma, deseaba más, ese caótico cúmulo de sentimientos, no tienen, nada que ver con la perfección de su sonido, era como el cressento haciéndose presente, en armonía. Teniendo un concierto, una perfecta tanto como caótica sinfonía.

Mitsuya sintió paz, el era otro omega de artes visuales que estaba presentando su ayuda también estresado por Mikey, así que la cálida pero, preciosa entonación lo hizo sentirse cálido.

Baji se sintió revitalizado, como si le diera vida.
Kazutora sintió nostalgia, como si tratara de una canción de cuna, adormeciendo su cuerpo.
Draken pudo sentir calma, la misma que suele producirse cuando sus ojos se encuentran con unos ojos dorados claros, con los ojos de la omega que tiene a su corazón dominado.

Takemichi termino, observando a sus espectadores, que tenían los ojos cerrados como si estuvieran drogados.

—¿utilizas la canción de la sirenita para presentarte frente a mi?— Mikey destrozó la paz, con solo hablar, todos callerón en picada a la realidad. Estuvieron en las nubes junto a los ángeles, para luego terminar callendo de esas acolchonadas, terminando frente a un dictador, ese era Manjiro Sano el prefecto. El cual extrañamente tenía una sonrisa cálida, botando su faceta de seriedad e amargado en algún lugar de la suave canción.

—exigiste que cantará, no tenía ninguna canción preparada para presentarme— argumento el azabache sosteniéndole la mirada al cenizo el, cual solo sonrío más, casi como un gato.—Mi nombre es Takemichi Hanagaki de ópera— escucho un jadeo, volteó a mirar al de mechas teñidas.

—Es increíble ver al Canario azul frente a mi, casi como un honor— Takemichi voqueo un poco, antes de hacer memoria.

—¡Hanemiya!— se acerco feliz ignorando las miradas curiosas.—Tocaste para mí en la apertura del teatro, la canción francesa "no renderian"— canto suavemente, haciendo que el contrario lo mirara sorprendido.

Mikey solo estaba satisfecho no había ruido blanco, mientras el omega este alrededor podía escuchar un agradable sonido, como las campanillas de viento, dándole calidez a su pecho.

—Mañana te entregaré la canción junto a lo que de hará, puedes ir a clases—

Hizo una reverencia para marcharse con chifuyu, entraron al salón de coro, hoy tenían clases en común con ellos, llevarían su voz a un constante límite de sincronización, en un tarareo de subida de tonos altos, hasta que se quede el sonido más agudo posible.

Resaltando Chifuyu junto a Takemichi, ambos compartían un apodo el gato y el canario, por las notas altas a las que podían llegar y la sincronización, aunque Takemichi podía llegar a un sonido molesto que rompe copas.

•LYRICA• [Maitake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora