veinte

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Paulo

Otro día más concentrando para disputar el próximo partido contra Brasil, temprano no más ya estábamos cenando en el buffet del predio dónde nos estábamos quedando y al rato todos al sobre a dormir.

A mí izquierda lo tenía a Leo Paredes morfando a lo loco y a mi derecha estaba Rodri de Paul que no comía porque ya se había devorado el plato antes que todos nosotros. Estaba con el celular escondido abajo de la mesa para que nadie le dijera nada ni lo molestaran, pero era obvio que yo iba a joderlo la vida entera.

— ¿Y esa morocha? ¿Tu mujer no era rubia? — pregunté asomando la cabeza para ver su celular.

Su respuesta fue inmediata, un manotazo por el lado del estómago que me hizo atragantar con la comida y Leo tuvo que palmearme la espalda para después escupir en el plato. Con los ojos lagrimosos me di vuelta para mirarlo sin entender la agresividad y Rodri estaba tentado cagandose de la risa. Los demás nos miraban sin entender nada.

— ¿Y eso, pa? — preguntó Rodri mirándome el pantalón.

— ¿Qué?

— Esto — dijo tirando de un elástico rojo hasta sacar una tanga de mi bolsillo.

Listo, la cagué.

— ¿Otra vez, salame? — preguntó Leo pegandome un sopapo en la nuca.

— Es de Sofía, giles — respondí con vergüenza.

Luché con Rodri para sacarsela de las manos, no me parecía nada lindo que los demás en plena comida vieran la tanga de mi mujer. Y si, era de Sofía. La había traído a escondidas, en realidad ella me había hecho un chiste diciéndome que me llevará una tanga suya así no la extrañaba tanto y yo me lo tomé muy en serio.

— Dale amigo, no quiero que después digan giladas y mi mujer se enoje conmigo.

— Relajate, acá todos somos amigos.

Antes de que pudiera decir algo, Rodri le preguntó al cuerpo técnico si podíamos poner un poco de música hasta que terminaramos de comer. Un par de segundos más tarde, Rodri agarró un repasador y salió corriendo hasta dónde estaba Otamendi para decirle algo al oído, a lo que el otro le respondió asintiendo mientras se reía.

Ota agarró el celu, prendió el parlante y puso la famosa canción "Se te ve la tanga" de Damas Gratis. Rodri se engancho el repasador en el short y se puso la tanga de Sofía. Lo iba a matar.

Empezó a bailar dándose la vuelta y mostrando la tanga, el Papu no tardo nada en aparecer y bailarle. Leo me palmeó la cabeza y se fue con ellos.

Messi a lo lejos se reía y le hacía palmas, a lo que todos los demás lo siguieron a él. Hasta yo me había relajado y estaba disfrutando de las boludeces que hacían.

— Pauli, vení mi amorrrr — gritó Rodri.

Si esto eran los pibes sin una gota de alcohol, imagínense como eran re mamados un primero de enero.

Cuando la canción terminó, Rodri volvió a su lugar y me puso la tanga en la cabeza. Háganme acordar de no volver a joderlo nunca más porque claramente el que terminaba perdiendo era yo.

— ¡Cuchaaaa! — gritó Ota cuando empezó a sonar Leo Mattioli — ¡En el amor la más trampossssa!

El lío que estábamos haciendo era digno de una buena cagada a pedos pero la buena onda que estaban manejando los de la AFA era para agradecerles toda la vida.

Media hora después de esos disturbios, ya todos estábamos en nuestras respectivas habitaciones y con Rodri estábamos con las luces apagadas mirando el techo.

— ¿Tas bien? — preguntó mirándome en la oscuridad.

— Si, boludo — respondí riéndome por la pregunta — ¿Vos?

— Y que se yo... — arrancó a decir.

— Ah por ahí venía la mano, querés hablar.

— Si, la verdad que sí.

— Bueno, hablemos. Contame que te anda pasando - dije haciéndolo reír.

— No sé, con Cami las cosas están un poco mal. Después de que me relacionaran con ya sabes quién, ella desconfía un montón y a mi medio que me satura el tener que andar dando explicaciones por todo.

— Mira, yo soy experto en cagarla así que mis consejos no son tan buenos. Pero yo que vos trataría de hacerla sentir segura, por ejemplo... Dejar el celu en cualquier lado sin estar nervioso porque ella te lo pueda leer, es clave. Igual revisar es de toxi, pero supongamos que se de así.

— El celu es algo privado, está complicado. Imagínate que vea los grupos esos de vagos que mandan videos de minas.

— Bueno mal ahí, esas cosas no deberían hacerse ya. Mandar videos de minas en bolas es de pajeros de la prehistoria.

— Y que se yo, así son los vagos.

— Desconstruyanse pa.

Rodri se rió y suspiró.

— Como te cambió el amor a vos, eh.

— El amor, las cagadas, todo.


— Vos sos más cagadas que persona, pero se nota que la querés un montón a Sofía y me pone contento ver que la estás empezando a cuidar.

Me gire para verlo y me estiré en la cama para chocar los puños, me volví a recostar y el silencio apareció de nuevo en la habitación.

Me estaba por quedar dormido cuando de repente se escuchó un ruido que venía de la cama de al lado.

— Daleee ¿Que te comiste? ¿Un ciruja?

— Callate pesado y dormite.

El hijo de mil empezó a sacudir las sabanas y el olor se multiplicó por mil, no podía creer lo asqueroso que era. Un par de días más y volvía a dormir con Sofía de nuevo, sintiendo el olor de su perfume y no los pedos de Rodrigo.

Buenas noches, a soñar con Qatar 2022.

un millón como tú {paulo dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora