dieciocho

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Paulo
31 de Octubre, 2021

Las luces de la casa del Papu estaban apagadas, a esta hora todo el mundo ya estaba en pedo y disfrutaban de la música que sonaba al palo. Yo tenía que manejar así que tenía que quedarme tranqui, tomaba pero no tenía pensado terminar borracho. Mucho menos sabiendo que tenía que llevar a dos personas más en el auto.

— ¿Y Sofi? — preguntó Lauren apareciendo entre la multitud.

— Se fue al baño. — respondí acordándome de lo que me había dicho antes de irse.

— Recién vengo de ahí y no estaba. — dijo mirándome con seriedad.

— Se habrá puesto a charlar con alguien, ya sabes cómo es. —dije un poco intranquilo, tratando de convencerme que era eso.

— Sí, tenés razón.

Los dos nos quedamos en el mismo lugar durante unos diez minutos aproximadamente, estábamos esperando que Sofía apareciera pero ya había pasado mucho tiempo y no había ni rastros de ella.

Un poco asustado le dije a Lauren que me acompañará a buscarla, le pregunté al Papu si la había visto pero me respondió que no, nadie sabía dónde estaba y yo ya estaba cagado hasta las patas. La busqué en la planta baja de la casa y nada, así que subí para ver si estaba arriba.
En el baño no estaba, en el cuarto del Papu tampoco, estaba apunto de volver a bajar cuando escuché un grito que venía del cuarto de huéspedes y no dudé ni dos segundos en ir a ver qué pasaba.

Al abrir la puerta me encontré con la imagen de Sofía en la cama y con un tipo encima acosandola.

— Por favor, salí. Dejame. — pidió Sofía, a lo que el tipo le siguió insistiendo queriendo darle un beso.

Juro que en ese momento perdí todo el control sobre mi cuerpo y lo agarré al tipo de los hombros sacándolo de encima de Sofía. Cuando lo tuve enfrente le emboque una piña que lo dejó tambaleando sobre el suelo, lo empujé un par de veces para que él no pudiera hacer nada.

— ¿Que te pasa con mi mujer? La concha de tu madre.

— Para, capo. No pasa nada.

Antes de que pudiera decir algo más, le volví a pegar una piña y esta vez si se cayó al piso. No me gusta la violencia pero en ese momento reaccioné mal y lo cagué a piñas en el suelo, completamente enceguido por la ira.

— ¡Paulo, pará! ¡Mira a Sofía! — gritó Lauren ganándose mi atención.

Cuando me di vuelta ví a Sofía en la cama, tomando bocanadas de aire como si el mismo le faltará. Casi que corrí hasta dónde estaba y le saqué la máscara de su disfraz tan rápido como pude, empecé a bajarle el cierre del disfraz de látex y bajé el mismo hasta su cintura, dejando su corpiño a la vista. Ella solamente miraba el techo un poco desorientada e intentó agarrarme el brazo.

— ¿Que le pasa? — preguntó la rubia.

— ¡No sé, no sé! Ayudame.

Con la ayuda de mi amiga la levanté de la cama y la cargué en mis brazos, no sabía que hacer pero tenía que sacarla de ahí. Bajamos las escaleras y Lauren abría paso entre la gente para que yo pudiera pasar con Sofía, antes de salir de la casa, el Papu apareció y nos miró sin entender qué pasaba.

un millón como tú {paulo dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora