uno

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Paulo

Toqué el timbre de aquella casa un par de veces, hasta que la figura de mi mamá se asomó por la puerta. Me sonrió y se acercó hasta mi para abrazarme muy cariñosamente, y seguido de esto agacharse para ponerse a la altura de Benicio. El pequeño estaba paradito a mi lado sonriendo de oreja a oreja.

— No me avisaste que ibas a venir. —dijo mirándome con asombro. 

— No me di cuenta de avisarte. —respondí elevando los hombros.

Mi mamá puso los ojos en blanco mientras reía y nos dejó pasar, haciéndose a un lado. Benicio corrió despavorido por la casa al ver a Abba recibiendolo en el living y sin pensarlo dos veces se tiró al piso para acariciar a la perra.

— ¡Guaguau papá! ¡Guaguau abu! —gritó señalando el animal, contándome que era la perra de su abuela.

— Se llama Abba. —le enseñé.

— ¡No! ¡Guaguau abu! —peleó convencido de que así se llamaba, por lo que con mamá se nos escapó unas carcajadas.

— ¿Querés tomar una chocolatada, mi amor? —le preguntó su abuela.

— Chiiii. —respondió.

Reí viendo como él salía corriendo atrás de su abuela, completamente emocionado por tomar aquella chocolatada que acostumbraba a consumir cada vez que veníamos.

Al entrar a la cocina me encontré con mi hijo de rodillas en la silla y tomando la chocolatada en cajita que mi mamá le había ofrecido.

— ¿Y Sofía? —preguntó mi mamá.

— Estaba ocupada, creo que está grabando canciones nuevas. —respondí con nerviosismo.

Ella asintió dándose cuenta de mis nervios al responderle, creí que no preguntaría nada más pero me equivoqué.

— Se pelearon ¿No? —preguntó nuevamente.

— La cague.

— ¿Que hiciste ahora, Paulo Exequiel?

— Mamá, papá, no besitos. —habló Benicio desde su lugar, haciendo un puchero.

Mi mamá se rió y le dejó un beso en su frente mientras le acariciaba el pelo con ternura, provocando que él se apoyará en ella.

— Es que.. tengo otro hijo. —comenté ganándome su atención.

— Si, Elenita. —respondió ella, refiriéndose a mi hija con Antonella.

— No, ma. Otro varón.

Ella se quedó asombrada cuando le dije eso y supuse que no lo podía creer cuando vi su reacción; se reía como si le hubiera dicho un chiste.

— ¿Que me estás diciendo? ¿Sofía sabe eso? —preguntó con rapidez.

— Si mamá, por eso nos peleamos y bueno..

— ¿Se van a divorciar? —interrumpió.

— No sé. —respondí.— Yo no quiero eso.

— Ay bebé, se que esto es horrible pero pasó por errores que vos cometiste y no puedo premiarte por eso.

Asentí con tristeza mientras veía como Benicio jugaba con sus autitos sobre la mesa de la cocina, haciendo sonidos con su boca.

Minutos más tarde el timbre de la casa sonó y mamá fue quién decidió ir a fijarse quién era, para segundos después volver a la cocina acompañada por Sofía.

— Mamiiiiiiii. —gritó Benicio al ver a su mamá.

El pequeño se paró en la silla como pudo y estiraba sus manitas en dirección a Sofía para que lo alzara, cosa que pasó segundos después.

— ¿Todo bien? —le preguntó mi mamá a la castaña.

— Eh.. sí. Volví temprano porque terminamos antes. —respondió no muy convencida de lo que estaba diciendo.

Ella solamente hablaba con mi mamá y eso me incomodaba un poco, o bastante para ser sincero. Pero no podía quejarme si yo había causado esa actitud en ella y no sabía si iba a poder lograr revertir eso.

Estuvieron hablando de sus cosas unos cuantos minutos hasta que la mamá de mi hijo cargó al mismo en sus brazos y empezó a despedirse, diciendo que ya tenía que irse a la casa.

— ¿Te espero en casa? —pregunté saliendo con ella.

— Me voy a lo de mi mamá. —respondió mientras sentaba a Benicio en el auto en la sillita de bebé.

— Dijiste que te quedarías allá.

— Eso dije hace dos días, ahora pienso y quiero otra cosa.

— Sofía, tenemos que hablar. —le pedí.

— Si no es sobre Benicio yo no tengo nada que hablar con vos, Paulo. —respondió sin mirarme.

Se subió al auto y arrancó el mismo, bajando la ventanilla de la puerta de su lado para mirarme. Iba a decirle algo pero simplemente me asomé para despedirme de mi hijo.

Bastaron unos cuantos segundos para que ella se alejara en el auto y me dejara solo en la calle, pensando en lo arrepentido que estaba por haber cagado de esa forma nuestra relación.

un millón como tú {paulo dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora