ocho

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Paulo

Cuando recibí la llamada de mi suegra, por suerte estaba acompañado por el Pipa y fue él quién me llevó hasta la clínica dónde me indicaron. Me temblaba todo el cuerpo y no podía dejar de pensar en un segundo en cómo encontraría a mi hijo después de aquella tragedia.

Apenas frenamos en la entrada del hospital, bajé del auto viendo como sacaban a mi hijo del ambulancia en una camilla. Al lado del pequeño venía Sofía caminando, con las piernas temblorosas y la cara hinchada de tanto llorar.

Los seguí en silencio, sin poder creer que era real lo que estaba viendo.

Se llevaron a Benicio a una sala de urgencia, dejándonos en sala de espera con el corazón en la boca. Lo primero que atiné a hacer fue abrazar a Sofía y tratar de calmarla, aunque la verdad era que no podía ni controlarme a mí mismo.

— Si le pasa algo me muero. —murmuró en voz alta, sin poder controlar sus nervios.

— No le va a pasar nada, respira Sofía. —dije mirandola.

Ella se secó las lágrimas con las palmas de sus manos y se asomó por mi hombro, viendo como el Pipa se acercaba hasta nosotros.

— Perdón, estaba estacionando el auto. —se disculpó por su demora.— Hola Sofi.

Gonzalo se acercó hasta ella para saludarla con un beso en la mejilla y ella se separó de mi para poder abrazarlo, comenzando a llorar nuevamente en sus brazos.

— ¿Les dijeron algo? —preguntó el Pipa.

— No, se lo llevaron a urgencias. —respondió la castaña.

Segundos más tarde apareció la mamá de Sofía en el pasillo, con pequeños vasitos descartables y nos ofreció agua para que nos calmaramos un poco.

— ¿Podemos hablar? —me preguntó después de haberle dado agua a su hija.

— Si si.

Ante la mirada de Sofía y mi amigo, nos alejamos un poco de ellos para que no nos escucharan.

— Estabamos en el estaconamiento del mall y la llamaron a Sofía, parecía que no había señal o no sé pero ella preguntó quién era varias veces. Yo estaba prestándole atención y no vi que Benicio se cruzó a la calle, ahí fue cuando pasó lo que pasó. —contó con lágrimas en los ojos.— Es mi culpa, Paulo. Yo tenía que mirarlo en ese momento y evitar que eso pasará.

— No, no es su culpa. —dije acercándome para abrazarla.— ¿El auto se fue?

— Sí, el cobarde se fue a todo lo que daba.

Asentí escuchandola y desde nuestro lugar vi cómo uno de los médicos se acercaba a Lucía, razón por la que nosotros caminamos hasta ahí a pasos apurados.

— ¿Que tiene mi hijo? ¿Está bien? —preguntó Sofía desesperada, alejándose de los brazos del Pipa.

El doctor la miró con lástima y en ese preciso momento supe que las cosas no estaban bien.

— Me gustaría mucho decirle que sí, pero.. tuvo un fuerte golpe en la cabeza y está en estado de muerte cerebral.

— No, no. Mi bebé no.

— Nosotros no podemos hacer nada, es irreversible. —aclaró mirándonos.

— Benicio no, mi bebé no. —sollozó Sofía.

Todos estabamos completamente impactados por lo que acababamos de escuchar, pero por impulso abracé a mi mujer para después sentir como temblaba en mis brazos mientras lloraba desconsoladamente.

— Si desean desconectarlo, me buscan y lo hablamos. —se despidió el médico.

— Hay que desconectarlo, hija. —opinó Patricia, su mamá.

— ¡No! ¡No lo quiero matar! —gritó sollozando en mis brazos.

— Amor, anda a tomar un poco de aire con tu mamá y pensalo.

Ella se alejó de mi pecho para mirarme con los ojos rojos e hinchados, para después zafarse de mis brazos, yendose con su mamá.

Gonzalo estaba sentado en una de las sillas que había en la sala de espera, con los codos apoyados sobre sus piernas y sus manos tironeandose el pelo. Me senté a su lado, sobandole la espalda y tratando de tranquilizarlo.

Se me rompió el corazón en miles de pedazos cuando lo vi llorando por mi hijo, por su sobrino, quién estaba casi muerto y sin posibilidades de poder seguir viviendo.

De repente todo lo que me había aguantado me hizo soltar un grito y seguido de esto las lágrimas salieron solas, acompañado por un fuerte dolor en el pecho y un nudo en la garganta.

El Pipa me abrazó como pudo y terminamos llorando juntos en la sala de espera de un hospital.

un millón como tú {paulo dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora