🐱 0. Excalibur y yo

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Ukiyo:
"el mundo flotante".
Se refiere a vivir el momento y alejarse de todas las preocupaciones de la vida.❞




Tn caminaba por el vecindario, regresaba a casa tras haber sacado a pasear a su cachorro, cuando de pronto comenzó a llover con intensidad. Como no había llevado paraguas y sólo traía una chaqueta, se detuvo para colocarse la capucha rápidamente y tomó a su mascota en brazos.

– Ven, Poppy. No quiero que te mojes.

Sujetó al animal contra su pecho con una mano y con la otra subió el cierre para cerrar la chaqueta y así protegerlo del aguacero. Se inclinó un poco para protegerlo más y comenzó a correr hacia el complejo de apartamentos.


Al llegar, corrió escaleras arriba hacia el segundo piso, sacó su llave e ingresó al apartamento, cerrando la puerta a sus espaldas. Suspiró, abrió su chaqueta y bajó a su perro, para luego quitarle la correa.

– Está bien, estás a salvo ahora.

El cachorro ladró, se sacudió para quitarse las pocas gotas que le habían caído, y corrió hacia la cocina en donde estaban sus tazones de agua y comida. La joven rió, y se quitó los zapatos y la chaqueta, colgando esta última en el perchero para poder adentrarse a casa sin mojar el suelo. Al ver el balcón algo abierto, se sobresaltó y corrió hacia él para cerrarlo antes de que el suelo se mojase más de lo que estaba.

– Olvidé que quedó abierto... –murmuró y suspiró.

[Fuera]

Chifuyu estaba sentado en el suelo, con la cabeza baja. Había sido golpeado por varios chicos así que tenía golpes en su rostro, y ahora estaba empapándose con la fuerte lluvia.

– Maldición –levantó la mirada y limpió la comisura izquierda de su labio con su manga.– Ellos vinieron y trajeron a un montón de gente –murmuró.

De pronto, un maullido lo sacó de sus lamentosos pensamientos.

– ¿Hm? ¿Qué es eso?

Se levantó, se acercó a aquella caja de cartón ahora húmeda que estaba a unos metros de él, y se agachó para mirar dentro. De aquella se asomó un pequeño gatito negro de enormes ojos, quien comenzó a mover la cola al verlo mientras volvía a maullar.

– Estás empapado, ¿Verdad? –dijo acariciándole la cabeza.

El felino ronroneó, frotándose contra su mano en busca de afecto y calor, cuando el chico notó que aquel tenía una cicatriz en la zona derecha de su cabeza, cerca de su oreja.

– Es una cicatriz. ¡Ya veo! –lo tomó con ambas manos y se puso de pie, levantándolo un poco.– ¡Así que también eres un guerrero! –sonrió.– ¡Muy bien! ¡¡Tú serás Excalibur a partir de ahora!!

El pequeño animal volvió a maullar, ladeando un poco la cabeza con curiosidad.

Chifuyu ocultó al pequeño felino entre su sudadera negra y corrió a su edificio. Subió las escaleras hasta el segundo piso del complejo de apartamentos e ingresó, quitándose las zapatillas rápidamente, cuando su madre se acercó de pronto.

– ¡Estuviste peleando de nuevo, ¿Verdad?! –regañó, al verlo golpeado.– ¡¡Y estás empapado!!

El rubio rió e ingresó. La mujer se sobresaltó al ver unas pequeñas orejas entre los brazos de su hijo.

Ukiyo 🐱 Chifuyu MatsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora