🐱 7. Uno y único

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Las chicas terminaron la decoración y chocaron sus manos.

– ¡Terminamos!

– ¡Sip!

– Entonces me voy a casa a ducharme y prepararme –sonrió Tn.– ¡Las veo luego!

– ¡Me voy contigo! –se acercó a ella.– Vamos para el mismo lado.

– Claro –sonrió.

– Nos vemos luego.

– No lleguen tarde, chicas.

– ¡Sí~!

Tn y su amiga salieron de aquella casa, caminando hacia sus respectivas residencias mientras conversaban animadamente.

[Depósito de autos]

Takemichi se encorvó, mientras sus lágrimas corrían, no había logrado cambiar nada.


Kazutora sonrió, esperando a que Mikey lo matase para irse con Baji.


Baji jadeó de pronto y se incorporó.

– Mikey... –murmuró.

Chifuyu abrió los ojos con sorpresa.

– Baji...san...

El pelinegro se puso de pie, tambaleándose un poco.

– ¡Mikeeyyy! –llamó y tosió un poco de sangre. 


Mikey se detuvo, se levantó y giró, mirando a aquel con sorpresa y dando unos pasos en su dirección.


Baji sonrió.

– Te pusiste furioso por mí...Gracias...

– ¡No te muevas, Baji-san!

El pelinegro colocó una mano en el hombro del chico para hacerlo a un lado, y comenzó a bajar aquella montaña de autos viejos.


– Baji... –murmuró Mikey, con los ojos abiertos como platos.


Baji caminó, ante la mirada sorpresiva de todos y pasando junto a Mikey.

– Yo...no voy a morir –se detuvo delante de Kazutora.– ¡Una herida como esta no va a matarme!


– Miente... –dijo Takemichi.– ¡Es imposible que una herida como esa no sea letal!


– No te preocupes, Kazutora –sacó una navaja y la abrió.– ¡No vas a ser tú quien me mate! –levantó aquella cuchilla en lo alto y se la clavó en el abdomen, sonriendo.


Todos abrieron los ojos como platos.


Baji miró al cielo y cayó hacia atrás.


Chifuyu exclamó sorpresa y comenzó a correr, bajando a los saltos de aquel lugar.

– ¡Baji-saaaan!

Al llegar al suelo, pasó junto a Mikey se acercó al pelinegro, dejándose caer de rodillas y sujetándolo para levantar un poco su cabeza.

– Baji-san –sus ojos se cristalizaron.– ¿Por qué?


Takemichi corrió hacia el pelinegro también.


Kazutora se levantó y caminó con algo de dificultad, hasta llegar con Mikey; lo miró, sonriendo mientras sus lágrimas corrían.

– Sigues tú. ¡Puedes acompañarlo al infierno!

– Cállate si no quieres que te mate.


Takemichi respiró agitado, y habló:

– Baji-kun... ¿Por qué? No lo entiendo... ¿Por qué te apuñalaste?

Ukiyo 🐱 Chifuyu MatsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora